Ferreiro hace trampas al solitario

E l pasado Miércoles de Ceniza, entierro de la Sardina y Día de los Enamorados, se hizo la luz y el expediente de la compra-venta de las presuntas viviendas presuntamente sociales nos fue dado. Tal y como sospechábamos, no hay por donde cogerlo. Además de ratificar que el primer pisito no es pisito, que es oficina, nos encontramos con que ni siquiera cumple las dimensiones mínimas exigidas. Y el otro, tampoco.
Hace falta ser muy torpe o tener muchas ganas de reírse de los coruñeses para usar cartas marcadas cuando se juega al solitario. ¿Qué necesidad tenía la Marea de esto? ¿Era necesario tomarles el pelo a los ciudadanos para que el mareante de Asuntos Exteriores colocase al fin sus dos propiedades? La respuesta es sí. Quien tiene un amigo tiene un tesoro. Quien tiene firmantes tiene muchos favores que pagar. Y no todos se conforman con un par de contratos menores. No vamos a parar hasta que se sepa la verdad. Damos la bienvenida al resto de partidos de la oposición. 
Esta operación es nula y así debe ser considerada. Cuanto antes. Con la agilidad suficiente para evitar que la instalación de un ascensor, las modificaciones imprescindibles y los trámites oportunos para adaptar los inmuebles (si es posible, aún está por ver) a su debida legalidad nos siga costando un ojo de la cara.
El Partido Popular, que preside la Comisión municipal de Transparencia y Contratación, ha convocado dicho órgano para el próximo miércoles. En este contexto le exigiremos al concejal de Contratación, autorizante de la compra, y al de Rexeneración Urbana, responsable urbanístico del expediente, que den explicaciones a los grupos municipales sobre un embrollo que ya nos ha costado 145.000 euros.
Deberán explicar, si son capaces, por qué el inmueble de la calle de Joaquín Martín Martínez no alcanza la superficie mínima que exigen las bases. Debería de tener al menos 50m2 útiles y tiene 47,2. Debería de tener al menos un dormitorio de 8 m2 útiles. Tiene dos, de 7,28 y 7,32 respectivamente.
El otro piso comprado al firmante de la Marea tampoco cumple con la superficie útil mínima que exigen las bases. La vivienda tiene 49,55 m2, según el Registro, cuando se exige un mínimo de 50. No hay ningún informe que contradiga los metros útiles de ambos pisos que figuran en el Registro, por lo que la no exclusión de ambos inmuebles vulnera el principio de libre concurrencia. Nadie con una vivienda o un local comercial en esas mismas condiciones podía presentarse. Las bases del concurso son la Ley y hay que cumplirlas. No caben interpretaciones.
Demasiadas dudas sobre un procedimiento que, en el mejor de los casos, y de haber sido legal, le hubiese solucionado el problema a seis coruñeses. 
En el Ofimático la Xunta sigue esperando licencia para construir 40 pisos de promoción pública y puso en marcha el Plan de Viviendas Vacias o el Bono Alquiler entre otras medidas. Pero claro, la Xunta no anduvo hábil a la hora de firmar el manifiesto. Y eso marca. Marea. 

Ferreiro hace trampas al solitario

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