La ciudad necesita un rescate

El espectáculo de esta última semana a cargo de la Marea y sus muñidores es digno de aquellas películas de Berlanga en las que el esperpento se adueñaba de la escena hasta desembocar en un caos absurdo y generoso en matices humorísticos. Lo malo es que en este caso no tiene ni pizca de gracia. Los actores de este melodrama juegan con un guión muy delicado: la ciudad que muchos admiramos y tantos amamos y que necesita ser rescata del caos en el que se encuentra. 
Cualquiera que haya permanecido ajeno al día a día de A Coruña en los últimos dos años se preguntará, de vuelta a la realidad, qué ha pasado para que lo que era un referente económico y social del noroeste peninsular se haya convertido, en un suspiro lastimero, en el paraíso de la mediocridad, en un generador de titulares en los que difícilmente cabe mayor asombro y en un referente de una forma de hacer las cosas que no conduce a ningún lugar.
Hasta ahora dependíamos del pie con que se levantase el mareante de guardia. Amanecíamos pendientes de la ocurrencia del día y nos íbamos a la cama con la incertidumbre de lo que sucedería el día después. Pero eso ha cambiado. Ahora ya es cuestión de horas. En unos instantes se pasa del amor al odio sin solución de continuidad. Xulio Ferreiro es un prisionero. Está atado de pies y manos por lo que se ha dado en llamar a rede y que no es otra cosa que el lado oscuro de la Marea en el que reside el verdadero poder de decisión.
La mano que maneja la marioneta es capaz de saltarse los resultados electorales, la soberanía de la Corporación municipal y el respeto debido a sus órganos de gobierno. A rede tiene el poder del veto en este Ayuntamiento. Y no le duelen prendas en ejercerlo a su libre antojo. La imagen que proyecta A Coruña a través del prisma de estos personajes solo admite el calificativo de lamentable. Es injusto que todos los coruñeses tengamos que arrastrar las cadenas de la vergüenza ajena que nos produce vernos, un día sí y otro también, en los puestos de salida de la ineficacia y el sectarismo.
Algún día, y a no mucho tardar, los que de verdad mandan –no, señor Ferreiro, no hablamos de usted– tendrán que dar un paso adelante y rendir cuentas. Tendrán que justificar quién nos ha robado a los coruñeses la certeza de saber quiénes somos y adónde vamos. Es bochornoso que esta ciudad esté en manos de un alcalde que no tiene capacidad para decidir. Resulta inaudito.
Se acerca el momento de decir basta. Es evidente que no quieren gobernar. No quieren ningún pacto. Cualquier excusa es buena para romper la baraja en la última mano. El supuesto punto de encuentro entre la Marea y los socialistas no es lugar para sensatos. Y A Coruña necesita, con carácter de urgencia, una buena dosis de sensatez y, cada día más, ser rescatada. 
*Rosa Gallego es portavoz municipal del PP
 

La ciudad necesita un rescate

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