Mi Casita y el caballo de Atila

Cuenta la leyenda que por donde pasaba Othar, el caballo de Atila, no volvía a crecer la hierba. No aclara la épica del rey de los Hunos si tal propiedad tenía algo que ver con el uso de herbicidas transgénicos o sencillamente se debía a la capacidad del bárbaro para destrozar todo aquello que tocaba. El caso es que la barbaridad perdura en el tiempo y Xulio Ferreiro se ha propuesto firmemente superar las hazañas bélicas del azote de los romanos.
Asistimos una vez más a la pasmosa capacidad del gobierno de La Marea para estropear aquello que toca. El proyecto Mi Casita ha sido, desde su génesis, un modelo de solidaridad de esos que te reconcilian con la humanidad, que te hacen pensar que no todo está perdido y que demuestran que nuestra sociedad, léase nuestra ciudad, mantiene intacta su apuesta por tender la mano a quienes realmente lo necesitan.
Desde el Hogar de Sor Eusebia, y con el respaldo de un grupo de coruñeses con generosidad desbordante, la institución benéfica puso en marcha una iniciativa enfocada a buscar una solución digna a aquellos a los que la vida les ha negado hasta un techo bajo el que hallar cobijo. Parecía tan buena idea que costaba imaginar que la torpeza de unos gestores, malos de remate, pudiese torcer las cosas.
Pero el caballo de Ferreiro galopó de nuevo. Tomar una idea magnífica, salpicarla de una gestión ruinosa y cosechar un problema donde se había sembrado una oportunidad es la especialidad de la casa. Había otras dos parcelas que reunían mejores condiciones que la propuesta desde María Pita. Una de ellas, al lado del propio Hogar de Sor Eusebia. La otra, en San Pedro de Visma ¿Problema? Ambas requerían trabajo. En el primer caso era necesario promover y aprobar un cambio en el PGOM. En el segundo, negociar y ejecutar unos accesos.
Durante dos años el alcalde no ha movido un papel. Ahora, ya sobre la bocina, se ponen sobre la mesa las tres opciones. Lógicamente, los promotores de Mi Casita se aferran a la única viable a estas alturas. Las otras dos se diluyen por pereza. Lo que resulta lamentable e inadmisible es que ahora Ferreiro pretenda culpar a Sor Eusebia por elegir Eirís. No les quedaba otra. El problema es que antes de hacer la propuesta nadie habló con los vecinos. Mucho Dillo ti, mucha Porta Aberta, muchos Presupuestos Participativos pagados por todos, pero cuando toca gestión...
Todo apunta a que la ínclita Cameán, impermeable a remodelaciones, se va a aferrar este martes a la falta de consenso vecinal para batir el record olímpico de reculada en estilo libre. Se lavará las manos en la pileta de Pilatos y los sintecho volverán, una noche más, a dormir al raso. Como Othar. ¡Qué pena!
 

Mi Casita y el caballo de Atila

Te puede interesar