¿Y la justicia?

Jueces y fiscales piden que alguien diga algo de la Justicia en la campaña electoral. No ya que algún partido presente un proyecto sólido para rescatar a la Administración de Justicia de las miserias de su situación actual, sino que diga algo, que se acuerde de ella. Pues el mal de muchos es consuelo de tontos, los jueces, los fiscales, los abogados, los procuradores, los secretarios y los funcionarios judiciales habrán de consolarse observando que los políticos en campaña tampoco dicen ni pío de la cultura, ni de la ciencia, ni de las relaciones internacionales, ni de la protección a la infancia, ni de la industria agrícola o alimentaria, ni de la naturaleza, ni, en puridad, de nada de cuanto de verdad importa.
Los funcionarios de la Administración de Justicia imploran a los que se disputan los votos que digan algo de ella, de su saturación, de su carencia de recursos, de su dependencia del poder político, pero las víctimas de los crímenes y los delitos que los tribunales ven, que son potencialmente todos los españoles, deberían encontrar el modo de unir su voz a la de los funcionarios para vencer la sordera, la indiferencia, de los que pugnan por encalomarse en los predios del Estado. A esas víctimas, la justicia las hace doblemente víctimas con la lentitud insufrible de los procedimientos.
Los políticos en campaña se atizan entre ellos, pero, haciéndolo, nos atizan a todos en la modalidad de hurtarnos las soluciones a los problemas que afligen a la nación. Este de la justicia, es escandaloso por cuanto casi todo en España está hoy judicializado por fallar o no existir los adecuados mecanismos de convivencia y de control. Los políticos nada harán, pero es que ya ni siquiera dicen.

¿Y la justicia?

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