VOTAR A LOS 16

El súbito interés de ERC por situar el derecho al voto a partir de los 16 años podría estar emparentado con sus particulares expectativas en esa franja adolescente, aunque no tanto por el previsible aumento de la cosecha de votos para sus siglas, que también, como para una eventual consulta, pues el partido independentista debe suponer que el adoctrinamiento intensivo y catalán que los muchachos han recibido en las escuelas, impreso en ellos con el vigor de lo reciente, no puede sino dar sus frutos.
No se trata, pues, de una cuestión entre derechas e izquierdas como pudiera desprenderse de un análisis ligero de las primeras votaciones sobre el particular en el Congreso: Democracia i Llibertat, o sea, Convergencia, votó a favor de la propuesta, de suerte que, a menos que la derecha catalana se haya hecho de izquierdas en las últimas horas, el propósito de rebajar la edad mínima del voto a los 16 años es otro, seguramente ese que no se le escapa, en puridad, a nadie. Que PSOE, Podemos e IU hayan apoyado la propuesta es accesorio y puede interpretarse como un guiño amical, como producto de un cálculo que supongan también beneficioso electoralmente para ellos, o, sin más, porque les parece bien otorgar ese derecho a los más jóvenes de los jóvenes.
Los detractores de la propuesta aducen que a esa edad, a los 16, uno es poco menos que un botarate. Yo no lo creo: el botarate no tiene edad. Ni el ignorante, ni el inmaduro, ni el sinsustancia. Puede uno encontrarlos de todas las edades y votando con fruición, desde hace mucho, las cosas más disparatadas. ¿Votar a los 16? ¿Por qué no? Ahora bien; esa ley, de aprobarse algún día, dejaría fuera al más importante y desvalido segmento de la población: la infancia. ¿Por qué no podrían votar también los niños desde que sepan leer y reconocer las papeletas? ¿Inmaduros? Claro, pero también lo son los políticos electos, como se han hinchado a demostrar, sobre todo, en éstos últimos cuatro meses.
Dejad que los niños se acerquen a las urnas. Votarían, estoy seguro, con más seso, con más gracia, mejor.

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