Tres legislaturas relámpago

Más que leyes se necesitaría alguna voluntad de cumplirlas. Tenemos un gran “stock” de leyes, neutralizadas casi todas por sus correspondientes trampas, de modo que la fugacidad de las dos legislaturas que llevamos este año tiene su parte buena, la de no haber podido añadir a ese atestado depósito más leyes inanes. Dos legislaturas-relámpago en diez meses, pero la que viene es probable que no vaya a durar mucho más.
Según parece, no solo el PSOE goza en los marasmos del dilema; también el PP. El dilema del Partido Socialista lo conocemos bien, pero el del PP, no tanto. Lo que le gustaría a Rajoy, abocado a formar un gobierno sin disponer en el Congreso de la mayoría precisa para sustentarlo desahogadamente, es no verse abocado a semejante cosa. Engatusado por los sondeos que le pronostican mejores resultados en unas terceras elecciones, el golpe palaciego del PSOE ha venido a chafarle la ilusión. Cualquiera puede ver el escaso entusiasmo que le produce lograr lo que supuestamente quería.
El dilema de Rajoy era/es el de aceptar lo que con tanto ahínco decía perseguir, el apoyo del PSOE para su investidura, o quedar, rechazándolo ahora o poniendo condiciones inaceptables para recibirlo, como un ser particularmente ruin,. Después de meses implorando el concurso del PSOE, de lamentos y recriminaciones por no obtenerlo del extinto Sánchez, y del pollo que se ha montado en Ferraz, no podía ahora enseñar la carta, el as en que cifró sus esperanzas de acabar logrando, mediante las elecciones que fueran menestar, la zona de confort que para él debe ser un gobierno.

Tres legislaturas relámpago

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