Un “Nobel” para Dylan

El premio Nobel de Literatura concedido a Robert Allen Zimmerman, conocido como Bob Dylan, por “haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense”, en palabras de la Academia Sueca, ha causado multitud de expresiones de sorpresa por el fallo, pese a que ya había sido considerado candidato en años anteriores, y controversia. Aplausos y “abucheos”, estos últimos por parte de quienes consideran que su trabajo no se ajusta a los cánones literarios tradicionales de novelas, poesía y cuentos que el Nobel ha reconocido habitualmente. Como él predijo  en  “The Times They Are a-Changin”, los tiempos están cambiando.
Cuando Alexiévich ganó el premio el año pasado, marcó un precedente al ser una autora de no ficción que fue distinguida por el comité del Nobel por sus logros artísticos. “Poeta” es la palabra clave de este premio para Bob Dylan. Un miembro de la academia sueca defendía la decisión declarando que Dylan es el mayor poeta vivo. 
Los expertos musicales también coinciden –y personalmente, sin llegar a la categoría de “experto”, me uno a su dictamen–: “Es una forma de afirmar que no solo tiene valor literario lo que aparezca en un libro de poemas, sino que en el contexto de una canción se puede hacer literatura”. “El lirismo del trabajo de Dylan es exquisito; sus preocupaciones y temas son atemporales; y pocos poetas de cualquier época han tenido una influencia tan universal con su trabajo”, Bill Wyman “dixit”. 
A lo largo de cinco décadas, Dylan, que en 2007 ya ganó el Príncipe de Asturias de las Artes –que no recogió personalmente– se ha erigido en una de las grandes figuras de la música popular, con canciones que han traspasado fronteras y barreras. Tanto es así que a sus 75 años es la única persona en el mundo con un Nobel, un Oscar, un Príncipe de Asturias, diez Grammys y un Pulitzer. 
En la década de los sesenta, Zimermman fue un cronista informal de los conflictos estadounidenses. “Blowin’ in the Wind”,  “The Times They Are a-Changin” y otros himnos se convirtieron en canciones antibélicas, por lo que bien podría haber optado al Nobel de la Paz, que algunos verían con mejores ojos. Él, que siempre quiso ser novelista, ha ganado un premio literario “discutido”, todo por regalarnos poesía en forma de música. Gracias.

Un “Nobel” para Dylan

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