EL “CHEERLANDING” AMANSA A LAS “FIERAS”

Los aficionados al fútbol más “apasionados” están a la espera de conocer  los “lindezas” permitidas, para “obsequiar” a todo “quisqui” que perjudique al equipo de sus amores sin perjudicar al suyo. Siempre se “consideró”  al fútbol como un “deshago”, una terapia para aliviar las tensiones, provocadas por el estrés cotidiano. O sea, el “desfogue de las pulsiones agresivas”.
Tal vez por eso, en ciertas épocas, se le conocía como el “opio del pueblo”, porque momentáneamente “adormilaba” al tigre que llevamos dentro, enjaulado en su día “convenientemente” con vallas para evitar agresiones físicas que se calentaban en las probetas verbales. Esas que hoy están en proceso de “normalización” lingüística, porque los insultos futboleros se han convertido en cánticos ofensivos corales que son considerados como violencia por parte de la LPF, que controlará el grado de agresión verbal para que la Comisión Antiviolencia tome medidas disuasorias.
Los grupos ultras formados por hinchas radicales –no todos–, en su día considerados como fuerza de empuje ambiental en las gradas, fueron auspiciados por las directivas y campaban casi a sus anchas dentro de los estadios, que empezaron a quedárseles pequeños, dedicándose a “calentar” las calles antes y después de los partidos con algaradas que llevan a resultados trágicos que hay que evitar.
Es un grave problema de orden público que hay que reconducir teniendo en cuenta que no toda la hinchada es devota de la gresca, aunque practique cantos corales ofensivos. ¿Quién no llamó “mona” a un árbitro, que pita un penalti al equipo de casa? Ahora se va a medir la “intensidad ofensiva” de los cantos e insultos, por lo cual las masas corales  de la hinchada tendrán que ensañar nuevo repertorio.
A lo mejor el espectáculo del “cheerlanding” que se práctica en los partidos de fútbol americano puede ser una “alternativa” para animar al equipo de casa. Esta animación, que ya está considerada como un deporte –con competiciones mundiales para ganar la medalla al mejor grupo animador de todo el planeta–, consiste en el uso organizado de música y baile para hacer que los aficionados animen a su equipo. ¿Una chorrada? Puede ser, pero no olvidemos que la música amansa a las fieras. ¡Y digo Deportivo, vamos a ganar este partido!

EL “CHEERLANDING” AMANSA A LAS “FIERAS”

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