Los vareadores del nogal

La cosecha de nueces ha sido bastante buena. Incluso en algunos ayuntamientos de Navarra ondea la ikurriña, ante la complicidad de esos navarros que nunca quisieron que Navarra perteneciera al País Vasco. Los recogedores de nueces pueden sentirse satisfechos, porque las nueces nunca dejaron de caer.
Peor suerte han tenido los vareadores. Algunos de ellos malviven por pisos escondidos en algún lugar de Francia, pero la mayoría están en las cárceles españolas.
Les prometieron que serían soldados que se ganarían la gloria, y que dispararle un tiro en la nuca a un hombre arrodillado era un acto heroico de guerra. También les dijeron que la muerte de niños a consecuencia de las bombas colocadas bajo los automóviles era consecuencia lógica de los daños colaterales. Y se lo creyeron. Y por eso están en la cárcel.
En algún momento, quienes les habían encerrado les ofrecieron la posibilidad de reconocer que los asesinatos terroristas no eran actos de guerra y que, si mostraban arrepentimiento y pedían perdón, podrían salir más pronto en libertad.
Pero los recogedores de nueces, desde sus despachos de ediles o desde la sede de partidos políticos ya legalizados, les ordenaron que no cometieran semejante error, que ellos les sacarían. Y pasaron los años, y los vareadores siguen en la cárcel, y los recogedores –que callaron miserablemente para no molestar a los vareadores, y siguieron recogiendo nueces– fueron ocupando diferentes cargos públicos en ayuntamientos, diputaciones forales y autonomías.
Ahora, les han dicho que libertad, no, pero que están trabajando para que en lugar de una celda del sur, los encierren en una celda del norte. Y los vareadores se lo creen, quizás porque en las celdas tampoco se tiene demasiada información.
Les dijeron que eran soldados que caminaban hacia la gloria, pero en los últimos años los únicos pasos que han dado han sido las vueltas por el patio de la prisión.
Los recogedores, siguen almacenando nueces. Creo que ahora negocian los presupuestos del Estado. Está claro quienes son los listos y quienes son los tontos.

Los vareadores del nogal

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