Begin the beguine

Ha costado bastantes días que las molleras secesionistas admitieran que, en un Estado de Derecho, los gobernantes no pueden meter y sacar de la cárcel a los ciudadanos, sino que son los jueces. Puede que en esa República totalitaria no sea así, pero en la Unión Europea no hay ningún país que se rija por los conocidos procedimientos castristas o venezolanos.
Una vez admitida la dolorosa realidad, y sabiendo que manifestarse ante el Palacio de Justicia es tan efectivo como bailarles sardanas a los árboles, se ha ido abriendo paso la lucecita de que en la mano de los gobiernos reside la facultad del indulto, y las molleras se han relajado, porque ya saben que el objetivo es pedir el indulto para los golpistas, o una amnistía que los englobara a todos.
Pero las molleras secesionistas son reacias a admitir que los “tempos” de la Administración de Justicia son lentos. Lo son para fortuna del famoso fugado, que podrá pasar las navidades en Bruselas, pero también son pausados para la instrucción de una causa, la celebración de una vista oral, y la emisión de la correspondiente sentencia. Poniendo el turbo a toda potencia, estamos hablando del año próximo, allá por la primavera.
Así que después de este camino triunfal, donde se han logrado tantos destrozos, hemos llegado al vintage, o sea, a la moda política del año 1976, cuando la petición convertida en consigna era esta: “Libertad, amnistía y estatuto de autonomía”. Lo he gritado, y no me arrepiento, aunque no sabía que la deriva autonómica iba a llegar a este grado de autodestrucción con prisas y sin pausas. Tanto desastre, tanto estrago para volver al punto de partida, como si no hubiera transcurrido uno de los mejores periodos de la vida española, olimpiadas incluidas. Franco no ha vuelto. Han sido ellos los que han regresado. Begin the begine. Vuelta a empezar.

Begin the beguine

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