TELEVISIONES ANATÓMICAS

Las televisiones autonómicas paradójicamente no gozan de autonomía, claro que no fueron creadas para ser autónomas y todavía menos para ser comunes. Su concepción de lo general se fundamenta en el mero entretenimiento, en ser entre horas entretenidas, reservando lo sustancial para los particulares intereses del partido que se encuentra en el poder.
Es por eso que entre Gayoso y Pemán se abre un espacio que el gobierno hace suyo: explicando proyectos, expresando certezas, dejando entrever dudas, justificando errores, denunciando a la oposición y desacreditando las que esta formula en su contra. Un tiempo nodal, del Nodo de “Paco”, el de toda la vida, pero en versión moderna. Entre Pemán y Gayoso, el mal tiempo y la buena cara, se abre un espacio de cruda realidad que ellos buscan hacer, sino creíble, sí a su medida.
Xabarín enternece, el histriónico “superpiñeiro” anima, lo sabemos, pero evitemos sentimentalismos, estas televisiones no son sino un diente más en el engranaje de impunidad que han ido urdiendo los gobiernos autonómicos a fin de protegerse en todos los ámbitos, motivo por el que merecerían su inmediato cierre. Pero no solo hay en este asunto contenidos y continente, hay rehenes, los trabajadores, por ellos duele y por ellos se defiende una programación que nos entretiene y programa más allá de lo democráticamente saludable. Televisiones autonómicas, dicen, anatómicas digo, basta ver lo cómodos que se sienten en ellas consejeros y presidentes.

TELEVISIONES ANATÓMICAS

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