Familias 2.0

La vieja institución familiar se fragmenta en clanes tecnológicos, cada miembro reina en el suyo y en ellos no hay nada que no sea tocología de última generación: teléfonos, ordenadores, consolas…
Es con ellos con los que se comunican y a los que les hacen esas íntimas confidencias que hacen referencia a sus sueños y pesadillas. Y ellos, a cambio, no le dan consejos que vayan más allá de las recomendaciones del políglota libro de instrucciones. A ellas les remiten al menor problema.
A los de ellos le dan por respuesta las que ellos le dicten, sin discutir si tienen o no razón. Y si es necesario les corrigen con gracia y sin reproches una letra mal pulsada, una falta ortográfica, una repetición...
Son aparatos inteligentes que compramos para nuestro servicio y podemos terminar siendo sus asistentes. Tampoco debemos ponernos exquisitos, en todas las familias hay rencillas y servidumbres. Bien es verdad que ellos no te obligan más allá de donde petan, que no te exigen nada y en nada, que están ahí para ti, más que a tu servicio, a tu antojo.
¡Qué lo usas!, bien, ¡qué no!, ¡pues también! Y si te endemonias porque se quedan sin espacio, no les funciona el bluetooth, se borra la agenda o atasca el papel, ellos te dan la razón con un corto mensaje de error. En fin, que es difícil enfadarse con ellos, y si te enojas y le montas un broncón, no tienes por qué pedirles perdón, a lo sumo, los reinicias y a seguir con la relación.

Familias 2.0

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