"CERDIDUMBRE"

“El hombre es la medida de todas las cosas”, afirma Protágoras, pero a menudo son ellas las que lo miden insolentes. Digo esto porque oí en el noticiario de A3, que una manada de cerdos vietnamitas ponía en jaque al ayuntamiento de Cartagena. Los animalitos tienen origen en una pareja manumitida por una familia de buen corazón y poco respeto con el medioambiente, que los trajo a fin de entretener a los niños y terminó poniéndolos de patitas en la calle. 
En las imágenes se ven a dos hembras preñadas y para  apreciar la gravedad del problema e ir creando un ambiente sino de animadversión, sí de recelo hacia los animalitos, advierte el reportero que crecen exponencialmente. 
En un principio te preguntas cómo es posible que hayan sobrevivido y proliferado. Téngase en cuenta que son negros, también las patas, y creo entender que su carne es similar a la del jabalí y parecida a la del cerdo blanco, y además, gratis.
Un representante del ayuntamiento, afirma investido de esa falsa inocencia a que aboca lo políticamente correcto y la natural hipocresía del rédito electoral, que se están buscando pastores profesionales para guiarlos, sin que medie coacción física o química, hasta una especie de zoo de la zona. 
Hablaba ese hombre de los cerdos con la reverencia propia de quien lo hace de la familia. La humanidad, afirmo esperanzado, se está volviendo cerda, y de lo porcino a lo humano, ya se sabe, media un paso, ¿o es al contrario?
José Alfonso Romero P. Seguín.
 
 

"CERDIDUMBRE"

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