DE VERDAD, ¿LO SABÍAN TODOS?

Hasta este balcón llegan las quejas de algunos “paseantes” que, por conveniencia o pereza, prefieren abstraerse de la cruda realidad y se asombran de lo que pasa a su alrededor sin que ellos tuvieran, por activa o por pasiva, arte ni parte.
Luego están los enterados que, a toro pasado, nos quieren endilgar una faena con vuelta al ruedo.
Tenemos por aquí un reputado politólogo, antes político, que a cuanta tribuna acude pontifica en sus prédicas y remata la faena con un “todos lo sabían”. Y eso dijo, por ejemplo, cuando se hablaba de las tarjetas “negras” en las cajas investigadas. Fue rotundo: “Todos lo sabían, lo conocían y lo consentían…”.
Es una acusación muy grave que se debe respaldar con datos o con denuncias ante la autoridad competente. Es preocupante si quien tal cosa afirma ocupó cargos y ocupa ahora un lugar importante entre el conjunto de la ciudadanía.
Pero no es el único. Un airado periodista se despachaba hace días (creo que ya lo conté entonces) con un rotundo “eso lo sabía todo el mundo”, para hablar del caso Pokémon y aledaños. Estoy seguro de que se trataba de un farol, pues, si no, su obligación, como profesional, era contarlo y como ciudadano denunciarlo.
Y llegado hasta aquí, me asalta una duda. Y si, de verdad, lo sabían todos. Lo de la Gürtel, sobresueldos, trajes, puros y comisiones. Lo de la Pokémon, la Orquesta… y los mil y pico procesos judiciales que destaparon mil y pico de estafas, faltas, delitos, corrupciones...
¿Y si, ciertamente, estamos metidos hasta las orejas en un lodazal donde están pringados miles de personajes, personajillos y toda serie de individuos de escasa moralidad, manga ancha y corta conciencia?
¿Y si, a su alrededor, hay otra serie de fulanos/as –cómplices necesarios con los que compran y sobornan– a los que se unen otros tantos que hacen la ola pese a que el mar está “enmerdado”?
¿Y si resulta que esta casta goza de privilegios, prebendas y mando en plaza a través de una serie de contactos allá donde se cuecen las amnistías, los indultos y se ponen trabas –palos en la rueda decían los clásicos– a la señora de la venda y la balanza en las comisarías, en los órganos que tienen por obligación y competencia cuidar el dinero común, el bien de la ciudadanía?=
Jo, ¡qué duda!
Socorrooooooo…

DE VERDAD, ¿LO SABÍAN TODOS?

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