¿CÓMO VAMOS, CIUDADANOS?

Harto ya de preguntar al vecino, con tres hijos en el paro, o al tabernero, que está hasta el gorro de los impuestos, y en Cáritas, donde no paran, me dirijo al Gobierno, a través de su Centro de Investigaciones Sociológicas, para que sea el imperio, los ciudadanos, quienes contesten. Este es el resumen; la corrupción se consolida como el segundo problema y el pesimismo se instala en la sociedad que hoy está hasta los pelos y mañana, dicen, todos calvos.
Respecto a la situación económica el 42% se muestra pesimista hoy y se pone a temblar si le preguntas por el año que viene. Sobre la percepción política, un 82% cree que es mala o muy mala y que el año que viene será igual o peor, para un 37%.
Le insisto, amigo lector, no son datos recabados entre las hordas bolcheviques, sino las opiniones de cinco mil ciudadanos recogidas por el CIS que, como sabemos, está a sueldo del gobierno de turno.
Y eso que todavía no tenían otro dato estremecedor: el descenso del gasto en prestaciones se acelera con una caída del 14% en un año. Se reducen, pues, las ayudas a fines sociales y se quedan sin ayuda los parados de larga duración. Y todo esto sucede, para más inri, en plena ofensiva “mariana”, donde Fátima dice que esto va estupendo (Báñez, coño, que la Virgen lo ve todo) De Guindos, Montoro y sus terminales mediáticas, donde los tontos útiles siguen defendiendo los datos del empleo y la bonanza que asoma a la vuelta de la esquina.
Es de chiste, palabra. Y me recuerdan al abuelo Roberto cuando al oír al pequeñín balbucear blu, bla, pa, tu, decía muy alegre. “¡El niño habla!”. No, que no, que balbucea. El ejemplo está cogido por los pelos, lo sé, pero es algo tan evidente como el dicho aquel de blanco y en botella. O sea, la leche. Tal vez  la bonanza que observan el Gobierno y sus conmilitones se deba a que los ricos acumularon, en plena crisis, cincuenta y tres mil millones más de lo que ya tenían. Y no han querido hacer la cuenta de que, si, por ejemplo, nuestro paisano en lugar de ganar siete mil millones este año los hubieran ganado siete mil gallegos (cosiendo, por ejemplo, lo que se manda fuera) mejor iría la economía del país y él seguiría siendo creso.
Esa es la diferencia.  Y así vamos.

¿CÓMO VAMOS, CIUDADANOS?

Te puede interesar