SOSPECHOSOS HABITUALES

Es lo habitual, oiga. La sospecha venía de largo. Los sospechosos sumaban cuarenta y ocho y el juez había dicho que aquello “parecía más una asociación para delinquir que un partido”. Y ella, veintitantos años en el “chollo”, había dicho que hay regalos habituales. Por ejemplo, bolsos de tropecientos euros. Y, como se puede leer en el digital OK, “al fin cae un(a) capo de la gran corrupción política…” ya está en esa lista de los de “Valencia” Rita Barberá. 
El asunto de momento queda en blanqueo de dinero, pero aún, como al partido del que era máxima representante, puede caerle la acusación de delito electoral, pues los “cuartos” blanqueados sirvieron para realizar aquellas campañas electorales (2011 y 2015) cuando Rajoy decía “quiero un gobierno como el vuestro” o confesaba a su colega Rus te quiero coño, te quiero. 
Ya se lo contó una de las acusadas a su hijo… es una trampa. Una corrupción. ¿No lo entiendes, cariño? Todos lo sabían, todos lo entendían, excepto el gran jefe de Madrid… No se lo creía, no lo sabía, a pesar de otras operaciones en Madrid o en Granada, por citar solo dos. 
El lema ¿recuerdan? era aguanta Luis o el “no me consta”. Y el país asqueado, harto, cabreado, se levanta cada mañana para ir al trabajo, a la cola del paro, a la lista de espera médica o al supermercado, apurando su corto salario, su ridícula pensión: o espera a la puerta de los servicios sociales comida, auxilio, para él y su familia que han padecido las políticas de estos sospechosos habituales que se llevaban el dinero en crudo mientras dejaban miseria y dolor.
Y en las listas del PP (en esta ocasión me refiero a los Panamá Papers) más sospechosos de guante blanco. El que fue gran señor de Pescanova y, según las pesquisas policiales y judiciales, autor de “la más grande trampa contable de España”, que, a las pocas horas, ya le superan los negocios sucios de Ausbanc y de Manos Limpias, que en su larga vida de delitos, cometidos desde una supuesta moralidad y arrojo, contó con numerosos cómplices en el mundo de la banca, de la judicatura, de la empresa, que aceptaron el chantaje, pues tenían el techo de cristal… y otra vez, como no, aparecen otros sospechosos habituales: la Comunidad de Madrid, presidida por la lideresa, y Ana Mato en su paso por el Ministerio de Sanidad.

SOSPECHOSOS HABITUALES

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