Rajoy, en su salsa

Mariano lleva (los cumple en la última decena de octubre) 35 años viviendo del dinero público, en el machito. Coño, como Franco, dirá usted. Sí, pero de forma diferente.
Mariano no hizo ni una pelea ni disparó un solo tiro. Eso sí, según cuentan sus biógrafos menos piadosos, dejando muchos “cadáveres” en el camino. Además cobraba del partido (y Bárcenas dice que, amén del sueldo, tenía prebendas como cajas de puros, sastre gratis, etc.).
Además, y con la bendición del presidente Aznar y mientras él era vice, consiguió el chollo de compartir dinero, que no esfuerzos, con el suplente que tenía en cada Registro Civil. Y siempre de perfil. Y siempre salía vivo: de los hilillos del “Prestige” hasta el alicatado de la sede de Génova con dinero negro. Y con el mismo discurso, todo por la patria, por los españoles que son muchos y muy españoles.
Pero ahora, con su futuro en un hilo –que maneja el líder de C’s– frena las prisas de la investidura (si la hay, que ya veremos si pintan bastos) se aplaza al 18 para que el Comité ese (con más imputados que la banda de Alibabá) le da el visto bueno para seguir haciendo equilibrios para salvarse y salvarlos. Y es que el PP (su sanedrín, lleno de presuntos corruptos) cuenta con una gran carga, sabe que a partir del 4 de octubre se inicia una parte del juicio de la Gürtel y que si cae el capitán, los demás irán como en las famosas fichas del dominó, y se acaban los privilegios, los chollos, las mordidas.
Es, pues, un caso de defensa propia. Hay que mantener el tinglado, ya que si ahora afloran casos y casos –decía alguien que si antes un pájaro podía recorrer España de árbol en árbol, ahora un corrupto la puede recorrer, encontrando colegas, desde Fisterra hasta el cabo de Gata–.
Pero es que además de todo eso que escandaliza al más curtido, los españoles en una reciente encuesta del CIS expresan su preocupación por el estado de la sanidad, de la educación, la corrupción y el fraude. Una, otra, crítica clara, rotunda, a la tarea realizada por este Gobierno que cuenta, al frente para más inri, con el político peor valorado desde la restauración de la democracia. Y con todo esto “ya veremos” (que dijo Mariano) si hay investidura. Rajoy en su salsa. Él y su Comité Ejecutivo Nacional pueden acabar quemados

Rajoy, en su salsa

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