Piel de elefante

Merkel quiso halagarle con eso de “tiene usted la piel de elefante”, que aquí traducimos como falta de sensibilidad y otra serie de valores. Los elefantes, además, se arrojan barro contra la piel para protegerse. De barro, aquí hay montones. Un día sí y otro también. Cuenta que el recién nombrado delegado del Gobierno en Cataluña estuvo imputado por un juez en el caso Pallerols, por financiación irregular de Unió, siendo luego exculpado, pero no el partido y el presidente del ICO fue “retratado” por la BBC en un reportaje donde no salía muy “agraciado”.
Tenemos además a la nueva ministra de Sanidad, con una empresa familiar que tiene un pufo con Hacienda. Y mientras Rajoy mira para otro lado, se descubre la “gestapillo” de Madrid. Los populares espiándose unos a otros y pasando la cuenta a las arcas públicas. Sumen al exministro con ángel de la guarda, reprobado por la Cámara, recompensado con un salario de 85.000 euros, asistente y secretario.
Claro que eso en la familia popular, donde la piel de elefante es como una medalla, preocupa y ocupa poco. Pero hay que tener la piel muy dura para hablar de éxitos económicos en un país donde el poder adquisitivo de los trabajadores bajó un 10%, se empobrecieron los salarios y aumentó el número de millonarios.
Alarman a la sociedad las consecuencias de la pobreza energética, que ya registra siete mil muertes prematuras por la falta de calefacción, luz, etc. ¿Hay que repetir lo de la piel de elefante? Estamos hablando de unas empresas que tienen beneficios multimillonarios, ayudas gubernamentales y que son el acomodo para “ex”, cuyos nombres no hace falta repetir pues son  de todos conocidos.
Hace siete años Europa instó a los Estados miembro a proteger a los consumidores de energía, adoptando medidas de protección como prohibir el corte de conexión a los ciudadanos con problemas económicos.
Mientras tanto la factura de la electricidad en España aumentó un 73% en los últimos diez años (en Europa un 37%) y los últimos informes revelan que el 17% de las familias españolas padecen pobreza energética.
Y todo esto cuando las grandes compañías eléctricas han multiplicado sus beneficios y gozan de una total opacidad en sus costes de producción, sus obscenos márgenes de beneficios. Algo que solo se entiende por la connivencia (puertas giratorias) con la clase política. ¿Piel de elefante? Lo peor es que tienen además el BOE.

Piel de elefante

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