PACIENCIA Y A BARAJAR

Brétema Maañón, que, por cierto, su padre me debe una foto de la concentración y la pancarta, tiene muy claro por qué los españoles residentes “allende los mares” sienten como propios los problemas que aquí padecemos. Y si, además, se comparan con los que penan en otras latitudes, el cabreo aumenta. Y es que, por ejemplo, una encuesta en Oxford Street, refleja que, mayoritariamente, los “britis” están contentos con su sistema político y una “enquisa feita nas rúas que levan a Riazor” tiene una respuesta diferente. Y es que, querida amiga, volvemos al símil de la baraja. Entre romper  los naipes o pedir una baraja nueva, hay un trecho que puede recorrerse, más pronto que tarde, como hacen, por ejemplo, los suizos: con una ley de referéndum. Recientemente votaron para decidir el aumento o no del salario mínimo. Hace meses en torno a la emigración y hace muchos años sobre el derecho de una iglesia católica a dar el coñazo, los campanazos, vamos, de madrugada para anunciar sus cultos. Por cierto: ganaron los curas que estaban allí antes que los vecinos y, por tanto, estos ya sabían que los otros tenían esos ritos o manías.
Y otra manía en este doliente país (diverso, según don Felipe) es comparar a la república con “o demo” (bananeras, como pecado venial) con las testas coronadas que salen en “Hola” sin para mientes en el “sobrino” de Juan Carlos o los reyezuelos, sultanes y otros rangos, de esos países que prohíben a las mujeres conducir, estudiar, ir con la cara descubierta etc. Claro que para esos heraldos de la monarquía la diferencia no está más que en el petróleo, gas, diamantes o poder adquisitivo para encargarte un ave o llevarte el “peixe” de sus costas.
Lo demás, coño, pelillos a la mar. Pero, pensándolo bien, los que han arruinado nuestro presente y deja pendiente el futuro, son estos políticos que han puesto en la calle una auténtica marea (verde, blanca, violeta, según los perjudicados por Mariano y cía.) y en la calle, saltándose una serie de leyes y normas, la justicia o rebajando derechos como el de manifestación.
Son los que, apelando a la Constitución como parapeto, la violan en artículos como el derecho al trabajo digno, a una vivienda, a una sanidad gratuita y a un país no confesional. Así que, hasta el cambio, paciencia y a barajar

PACIENCIA Y A BARAJAR

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