Oiga, ¿quién ganó?

La respuesta oficial es “el PP de Feijóo por mayoría aplastante… Punto. Luego escuchas a los políticos, a los editorialistas, a los “rumorosos” y ya encuentras varias respuestas: si la victoria es de Rajoy, como presumen en Génova, la derrota en el País Vasco es, también de Mariano. Si el PP se afana en cabalgar sobre la victoria de don Alberto, ¿cómo explican los carteles de nuestro héroe, la campaña con el dúo ganador cada uno por su sitio? Y cuando el tío Alfonso dice que Alberto no es de derechas y el propio Feijóo repite que primero Galicia, después España y, si sobra algo, el PP…
El asunto es para liar al personal. Luego están los detalles: el casi centenario Albor le cuenta a don Alberto que su destino esta marcado en las estrellas como presidente, pues nació en setiembre como JFK, cuando todo el mundo sabe que el señor Kennedy vino al mundo en mayo. Una mentirijilla, pero eso es lo propio en el desarrollo de las batallas electorales ¿recuerdan los coches de Touriño? Pues el hoy presidente, entonces nada, contaba con un coche gratis “prestado” por esa empresa automovilística a la que tanto le regalaron por su estancia entre nosotros…
Al asunto: ganaron Feijóo, Mariano, del que ahora dice el “yonki” del dinero que estaba al tanto del cobro de comisiones en Valencia. También son del grupo los Baltar, conocidos en los juzgados orensanos –por cierto: la Policía vigiló en la ciudad de las Burgas a los partidarios del PP, pues iban por ahí con sus arreos y enseñas, algo prohibido en jornada de votaciones– y son también (o eran al menos cuando metieron la mano en la caja del pan) Matas, Rita, Crespo (¿recuerdan a Crespo, el número dos de la Gürtel, que confesó venir a Galicia –era el secretario de Organización, después miembro del consejo del Puerto– con carpetas llenas de dinero para las campañas electorales. Anda el Puerto Exterior (Arteixo) que, como explicó muy bien este periódico, triplicó su actividad en el último año, aumentó su superficie en concesión el 50% y movió 2,7 millones de toneladas, según la entonces ministra Pastor, pero que los auditores de la UE cuestionan por el despilfarro de dinero entre sobrecostes y obras infrautilizadas. Ya sabemos que Europa hace cosas raras, pero aquí se dejó más de doscientos cincuenta millones… Pero, lo dicho, ¿quién ganó de verdad, aquí? El tiempo tiene la respuesta.

Oiga, ¿quién ganó?

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