GALLEGOS AL TREN

Ya saben: pasajeros al tren, gallegos también. Parece ser que la intención de la frase –peyorativa en aquellos casos– guardaba cierta retranca, vista y oída desde este lado del telón de grelos, pues la relación de Renfe con Galicia era, cuanto menos, nula y las más de las veces de desprecio…
No hay más repasar las hemerotecas para recordar las fechas y los modos en que el tren nos unía a la meseta o, más cerca, a la vuelta de la esquina, las chorradas, engaños y mentiras en torno al AVE: desde Manoliño, que pedía uno de poca velocidad para contemplar el paisaje, hasta Cuiña, que pedía añadirle vagones de mercancías. En medio, las promesas de tenerlo “listo” para 2013, luego 2015 y ahora con la zamorano-pontevedresa para el 2018, “o así”.
Además de eso, y tal vez por ser buenos, generosos, mansos y algo despistados a la hora de elegir a nuestros políticos, nos cae lo de Angrois, que, ¡otra vez!, demuestra la falta de respeto de Renfe para con Galicia y la irresponsabilidad técnica y política de sus mandamases…
Por si esto fuera poco nos amenazan con retirar los trenes nocturnos a Madrid y han suprimido 20 estaciones, según datos de este mismo periódico, y descartan el AVE a Ferrol…
El tren es el vehículo del proletariado, el transporte más popular y, a la vez, el que menos contamina. Un buen servicio garantiza, como ningún otro medio de transporte, el acercamiento entre los vecinos y genera beneficios económicos. Solo hace falta observar el flujo entre A Coruña y Santiago o la línea completa entre nuestra ciudad y Vigo –con trenes de ocho y diez unidades– para confirmarlo.
Con el precio de la gasolina disparado, con los peajes en alza, la cuenta es sencilla: más del doble ir en coche, sin contar con que al llegar debes aparcar y por tanto rascarte otra vez el bolsillo.
Si ya en sus inicios el tren era a Galicia lo “el caballo de hierro” para los sioux (una cosa que metía miedo por desconocido) en estos tiempos –en que a nosotros nos tienen como antes en “la reserva”– la política de Renfe (en seguridad, disponibilidad, servicio etc.) continúa por los mismos derroteros y, mire usted por donde, los que tanto ruido hicieron cuando José Blanco propuso un pacto para rematar el AVE en 2015, ahora ponen la meta un lustro después… y no lo creemos.

GALLEGOS AL TREN

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