FANTASMAS Y FANTASMADAS

Ya sé que está de moda preguntar por el fantasma que recorre las instalaciones de Monte Pío sin decir “ni pío” su inquilino, pese a la insistencia de políticos, periodistas y ufólogos, apuntemos que hay más, muchos más fantasmas y son muchas las fantasmadas que padecemos.
Los alegres chicos de Standard&Poor’s hacen coro con otros colegas y nos asustan vaticinando el futuro por si nuestros deseos de cambio nos llevan por el camino equivocado. Podemos equivocarnos, pero el fantasma del miedo no nos impide recordar que fueron ellos y sus mariachis –incluyan a Rato, De Guindos, Junkers, etc.– los que iniciaron el tsunami que dio pie ellos metieron la pata y la mano los “ocho años que cambiaron el mundo” y lo que te rondaré morena.
Tenemos al viajero errante de Extremadura, que no tiene parabólica, pero se marca varias “bolas” como la de sus viajes, su sueldo (figura de quinto en el ranking de los que más cobran) y otras mentirijillas o, como le dijo un colega de Canarias, fantasmadas.
¿Podemos seguir con nuestra lista de fantasmadas? Ahí tienen a la vicepresidenta, la chica para todo de Rajoy, que acusa al nuevo partido de “decir lo que le gusta oír a la gente” sin tener en cuenta que la gente, a ellos –desde Mariano hasta Floriano, pasando por Fabra, Bárcenas, Crespo, Mata, etc.– no les quiere nadie ni oír… ni ver.
Pero para fantasmadas viajeras tenemos a Mariano, quien, a puerta cerrada, contó en Australia “el milagro español”, en el que no entran los miles de niños en exclusión social, los parados sin subsidio, los trabajadores que no llegan a final de mes y los jóvenes a quienes se les recortan las becas ni los ancianos que no pueden pagar las medicinas.
Lo de Mariano me recuerda aquel chiste, donde el jardinero le cuenta a la señora condesa: “dicen por el pueblo que su marido anda ligando con todas las jovencitas”. A lo que ella le responde: “Qué vergüenza ¡con lo mal que lo hace!” ( y ustedes me entienden).
Pues a mí también me dan vergüenza esas cosas que cuenta por ahí el presidente, cuando el CIS (que no es dudoso respecto a su posición con el Gobierno) apunta que la corrupción se suma al pesimismo económico y político de los ciudadanos donde no cala la presunta recuperación económica.

FANTASMAS Y FANTASMADAS

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