SE EQUIVOCÓ LA GAVIOTA

Ya conocen la frase más conocida, “se equivocó la paloma, se equivocó. Creyó que el agua era el cielo…”, de la canción del mismo nombre. Lo que yo les cuento tiene, desde luego, otra letra: se equivocó Mariano con Bárcenas, Matas, Fabra, Mato, Camps y un largo etcétera que va desde Finisterre al cabo de Gata. Creyó que todo el monte era oro (egano).
Se equivocó Esperanza con Granados, Viejo, Sepúlveda y otros setenta casos más.
Se equivocó Fraga con Crespo (por hacer cosas feas) y todos los que, a su rebufo, medraron gracias al ordeño de la administración y sus cómplices entre el empresariado. Se equivocó Feijóo eligiendo amistades peligrosas y soportando músicos que tocaban de oído (operación “Orquesta”), que desafinaban (“Pokémon”) o que llegaron a situar a Compostela en el hit-parade de concellos bajo sospecha (dos alcaldes, tropecientos ediles) o, se equivocó –¡otra vez!– la gaviota al volar bajo en épocas electorales picoteando entre asilos y residencias.
Este es el apresurado repaso al mapa de la corrupción que, también, incluye a otros partidos y eleva, por tanto, la indignación ciudadana como demuestran las encuestas y los chistes-editoriales de El Roto
Lo que sucede, y no me cansaré de repetirlo, para aviso de navegantes, es que la responsabilidad de la administración está en manos (a veces parece que en los pies) del gobierno. Y este Gobierno, de mayoría absoluta, llega al absolutismo quedándose con todas las estructuras del poder: desde el Tribunal de Cuentas con el hermano de Aznar, exsenadores del PSOE… La puerta giratoria que les lleva de la tesorería del PP al Consejo de Estado o viceversa. O que lleva y trae al presidente de RTVE (aquí, hace años, el paso era de la COPE a TVE y de ahí a la secretaria de Medios) y podía llenar diez páginas más.
Y si nadie sabe nada (Rajoy, Aguirre, Feijóo) de lo que pasa en su casa, ¿cómo coño pueden ser presidentes de la Xunta, del Gobierno? Si no sabes, para qué te metes. Y pasamos del ladrillo a las “eléctricas”, oh, la, la… Antes se ponían las botas y ahora se ponen las pilas aunque dejen al país a oscuras.
Se equivoca la gaviota, pues en un país donde veinte señores tienen los mismos ingresos que catorce millones de ciudadanos es un mal país.
Los ciudadanos no se equivocarán.

SE EQUIVOCÓ LA GAVIOTA

Te puede interesar