Encaja: Había caja B

El juez Ruz acusa al PP de financiarse, de forma ilegal, durante dieciocho años. Y nos lo cuenta en 190 páginas (pueden seguirlas en www.losgenoveses.net). Lo pasarán de cine y ya les adelanto la película: sube Mariano a la séptima planta de Génova, donde están en obras y pregunta: ¿Qué hacen estos albañiles? Son, responde Cospedal, obreros en paro que nos manda Cáritas.
En otro piso se entregan corbatas, trajes, cajas de puros, sobresueldos y Rajoy quiere saber quién es tan cariñoso y caritativo. Son, le cuenta Cospedal delante de Soraya, lo que le sobra a Cáritas de la campaña y navideña y que está repartiendo por aquí.
Es pertinente preguntar si después de las últimas actuaciones del juez Ruz y con los antecedentes que se remontan a la época de Naseiro, añadiendo los años de Lapuerta y la etapa de Bárcenas; sumando a Crespo, el por entonces secretario de Organización del PP gallego, consejero en el Puerto bajo la mano de Feijóo y Negreira, que traía sobres de Génova en carpetas con gomitas, añadiendo a los ya condenados, algunos en la cárcel como Fabra, Camps –vuelto a llamar al banquillo–, Matas, Baltar, Bárcenas, González y un largo etcétera que eleva la lista al centenar, sin olvidar a Blesa y Rato, los alegres chicos que hicieron mítica la tierra de las flores y el amor, es lícito preguntar, insisito ¿Cómo puede aguantar el señor Rajoy que fue y es contemporáneo de todos los nombrados (muchos por él alabados) en los cargos, mirando para otro lado si estuvo en mítines pagados en “B”, con gentes que cobraban en “B” y no sabía, no le constaba, no notaba nada? A un tipo así, que no ve, no oye, no sabe, no lo quieren ni de presidente de una comunidad de vecinos.
Y con todo lo que sabemos los ciudadanos e imaginando otras cosas que a lo peor no llegaremos a saber, se atreven en el PP, a decir que en Andalucía ganó la corrupción… ¡ellos, señores, ellos! La pregunta señor Floriano, señor Tello, señora Cospedal es: ¿Cómo siendo así, el PP se desploma, pierde cientos de miles de votos? Y la respuesta la dio el juez Ruz. Y es que ya nadie compra el mensaje de lo malo conocido y el pueblo, a lo largo y ancho de este viejo país, harto, cabreado y desilusionado, pone su ilusión en lo nuevo que parece imposible de resultar peor que lo conocido.

Encaja: Había caja B

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