Embarrar el campo

Era un clásico cuando se anunciaba un derbi de los importantes. Por aquí, por el Norte, se encharcaba el terreno de juego para que los buenos jugadores se encontrasen con más dificultades para el pase, el regate o el remate.
Resumiendo: el fútbol fuerza, el choque, jugar al límite del reglamento o usar más los pies que la cabeza, servía para equilibrar el juego. Ahora, en vísperas de importantes “retos”, quieren embarrar el campo, pues los veteranos, tras una temporada floja, tienen el futuro en el aire y no se resignan a quedarse en la caseta o pillar banquillo en una división inferior.
Y, otra vez, vuelve el juego sucio y los nervios ponen los de punta y la lengua suelta a los que eran las figuras. Es, en definitiva, como la vida misma: los trabajadores temen perder el chollo y aguantan lo que sea y los que no tienen curro están dispuestos a alinear en cualquier chiringuito para poder comer.
Aguirre, Florentino y Casado, algunos ex “ministros, exconselleiros y personal más o menos bien pagado y comido, con una larga vida jugando por un buen sueldo, escaso esfuerzo (por eso los van a echar) buscan colocación en un concello, en la adminsitración regional… y es que fuera hace frío. Mucho frío.
Y estos por su futuro –por la soldada– lo que sea: desde embarrar el campo hasta romper la pierna del contrario mientras el árbitro consulta con el línea…
Si los hasta ahora campeones han perdido dieciséis puntos y tienen en el banquillo de Soto del Real a casi toda una alineación y al presidente y demás directivos les piden cuentas por tantos cuentos, la solución para asegurar el cocido es ir a por todas en este momento de la temporada. Y si no puedes ser el delantero estrella que te coloquen de medio (medio listo, como no) para cobrar la prima entera desde alguna esquina del campo.
Así en “este” mercado o mercadeo las exfiguras se mueven y exageran sus éxitos añadiendo a su curriculum alguna que otra trola. Se producen curiosos fichajes (¿huida? ¿mejorar la nómina?) por si todo salta por los aires en el pitido final de mayo, como el de Vigo, donde nadie conoce al refuerzo del equipo azul o en Ourense, donde le llueven críticas, en gallego y en castellano, al penúltimo fichaje.
Lo dicho: embarrar el campo para seguir jugando…. con nosotros.

Embarrar el campo

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