A DON FELIPE

Señor: no sé si llega hasta donde usted vive el cabreo, la desesperación de las familias que cobran rentas de inserción y que son ya el doble que hace siete años. Imagino que sabe que la renta de inserción es un eufemismo de “ayuda contra el hambre, la miseria”, pues en muchos casos no sobrepasan los trescientos euros al mes, por ejemplo, en Murcia, y un poco mas aquí y, bastante más (658 euros) en el País Vasco y es que la cuantía varía mucho entre las autonomías lo que deja en ridículo esa frase de “una, grande, unida” que desde Moncloa repiten mucho por si convencen a alguien.
Usted, señor, que tiene dos hijas debe conocer que la mayoría de los receptores de estas ayudas son mujeres, uno de los colectivos más castigados en este país subcampeón de Europa de la desigualdad.
En este país donde el Gobierno ve crecer brotes verdes y los del Ibex han visto como crecían sus beneficios, los contratos fijos a jornada completa bajan al mínimo, mientras aumentan los trabajos por horas, lo que nos lleva a unos trabajadores peor pagados, en precario y con menores derechos. Los salarios continúan bajando y los gastos por contratos también. Ganan, pues, los mismos.
Ademas, señor, los ingresos de la Seguridad Social en el régimen general siguen cayendo por muchos cuentos que hagan con las cuentas los alegres muchachos del Gobierno de Mariano, que han vendido parte de AENA, que es un negocio, y han comprado los bancos con dinero público que es otro negocio para los banqueros.
Esta es la realidad a la que se une una tercera parte de la infancia en situación precaria y unos jóvenes que van de becarios a precarios para mayor beneficio de las empresas, medianas, grandes y gordas, que ya conocerá usted por los periódicos, o a través de su cuñado, que se buscan bien la vida aunque sea de mala manera según atestiguan policías y jueces.
Y hay otra realidad que tiene de los nervios a los ciudadanos: la Roja, según el Ministerio de Exterior –¡que encargó un informe bajo el título de clave geopolítica y potencial diplomático del fútbol español!– agranda la marca España y, manda carafio, el bolsillo de estos gladiadores que se llevarán, anuncios aparte, cientos de miles de euros de prima. Los primos, don Felipe, somos nosotros. Y estamos hartos.

A DON FELIPE

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