¿Qué dice el imperio?

Normalmente los gobernantes –salvo en campaña electoral, que prometen lo que sea por un puñado de votos– no tienen más interés en amoldar su modelo a los ciudadanos y por eso les ponen música, eso “habla pueblo, habla” para enseguida considerar excesivo los referendos, consultas, cualquier tipo de preguntas, pues “ellos son los que deciden al haber sido votados”. 
Así, por eso, por entender que ellos mandan en la manada –al menos durante cuatro años– y tienen barra libre para pastorear al personal, no se enteran de nada, no saben nada, no hacen caso del eco que les llega desde la calle a través de los altavoces que repiten las opiniones convertidas en estado de opinión. 
¿El penúltimo ejemplo? El 93,7% de los ciudadanos no cree en la justicia. Nunca, jamás, se había registrado una cifra similar. Los consultados, entre una nota de 0 a 10, conceden un 3 a los señores magistrados. Una nota con la que ni con un profesor benévolo conseguirían el aprobado. 
Ya conocen la opinión del imperio y ahora recuerden conmigo, lo que piensan los políticos: asumimos, aceptamos, acatamos –¡anda, coño!–, es lenta pero segura ¿?, y, casi siempre, saludan encantados cuando le meten el dedo al enemigo y aplauden arrobados cuando les guiña el ojo la señora de la venda. 
Desde este balcón ya les conté cómo nos ven por ahí fuera y cómo nos pintan desde dentro. Aún me entran respingos cuando un compañero de sauna dijo solemnemente, y hay testigo, que este es el mejor país del mundo. Y como prueba añade “los millones de turistas que vienen por lo bien que se come y por el buen tiempo”. En esas encuestas a las que me refiero en los párrafos anteriores, la mejor nota para los “suspendidos” y para la propia justicia viene de las filas del PP, el partido que, otra vez tendrá que responder ante los juzgados y, de nuevo, hacen cola docenas de sus “mandos” para sentarse en el banquillo de los acusados, investigados, imputados, etc., y que como se sabe se portan de manera irreprochable y van muy bien vestidos en las salas de autos.
Y claro, las enquisas, las preguntas, las encuestas están mal vistas desde el poder y, por eso, si consulta un ayuntamiento –Madrid, A Coruña – sobre un asunto municipal que afecta a los vecinos los políticos, la “autoridad” se indignan, pues, ¿qué puñetas hacen estos, cuando ya nos han elegido a nosotros? Y así están las cosas. Y así estamos nosotros.

¿Qué dice el imperio?

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