Diaby, Mariano y Soraya

Estos días, en mi barrio, florecen en los parabrisas unos mensajes del maestro Diaby prometiendo la solución rápida a todos los problemas. En la larga lista figuran amor, trabajo, salud, suerte, deporte, fama, mal de ojo, impotencia sexual, problemas familiares y un largo etcétera que les ahorro, pues, seguramente, ya consultaron el folleto y, a la vista de lo poco que nos solucionan los políticos, van tomando nota del teléfono del maestro Diaby, que promete “resultados muy efectivos, rápidos y garantizados al cien por cien”.
Tenemos a Mariano, a la vicepresidenta Soraya, que como número “dos” asume las promesas de felicidad, trabajo, dinero, amor, salud, justicia… un farol, según se observa a primera vista.
La vice, que arrincona a la ministra de Sanidad, al ver que cada día empeora la salud –física y mental– de los españoles y se pone delante del plasta (perdón del plasma) donde se refugia el presidente para balbucear sus razones, no se lleva mérito alguno con el esfuerzo, pues los ciudadanos no han conseguido un solo resultado rápido, efectivo.
Soraya, además, juega con la misma camisola que el conocido equipo que desmanteló la caja que los demás españoles rescatamos y es del mismo club donde están alineados el consejero de Sanidad de Madrid y el emprendedor Crespo que, aquí mismo, y escoltado por Rajoy y Feijóo, aparecía en las fotos como el gran padrino de los cursos para trabajadores en paro garantizándose, él, que nunca estaría en esa cola.
Soraya forma parte de un gobierno al que la autoridad económica europea afea, anula, ayudas millonarias a Telefónica, Iberdola y Santander… La vicepresidenta, con mando en plaza de presidenta mientras Mariano lee “Marca”, es responsable, con el colectivo que manda en España, de la supresión de ayudas para el pago de hipotecas que, afortunadamente, los tribunales obligan a restituir, pues se trataba de un “recorte ilegal”.
El gobierno donde Soraya corta el bacalao asumió el mando cuando los independentistas en Cataluña sumaban el 14% y consigiuió elevar a cifra al 44%... La corrupción subió como la espuma mientras la pobreza aumentó a ritmo desconocido como certifican Cáritas, Cruz Roja y otras organizaciones.
Así las cosas, para arreglar esto hay que llamar –como última opción– al maestro Diaby; y para acabar con esto, pedirle cuentas a Mariano y Soraya, compañeros, comilitones y colegas... Y Obama no nos quiere y ganamos a Turquia en la tercera prórroga.

Diaby, Mariano y Soraya

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