LA DEVOLUCIÓN

Repasando el libro de Julián Marías “Lla devolución de España”, segunda parte de “La España real”, podemos leer lo que fue una premonición: en el futuro, los historiadores, dirán que España fue devuelta a la ciudadanía en 1976, cuando se restituyó la democracía y, después de la larga noche de piedra, los españoles volvíamos a elegir a nuestros representantes y, poco después, la Constitución ofrecía un marco de convivencia para ajustar leyes, derechos y deberes…
Reconozcamos que, casi medio siglo después de publicado el libro de Julián Marías, todo aquello parece pertenecer a la prehistoria, pero en muchas cosas parece la crónica de un periódico de hoy. También es cierto que un tercio de la población española de hoy no participó en esa historia y que, tampoco lo duda nadie, el “traje” queda corto en algunas partes y viejo y gastado, en otras.
Por eso ahora, y más desde el 15-M, las formas de representación de la actualidad cuentan con otros herramientas y la ciudadanía también encuentra otras formas de expresarse, de hacerse oír.
Y por eso no creo que sea exagerado decir que, desde la aparición de los nuevos movimientos, estamos ante una nueva devolución a la ciudadanía del poder político, acercándolo a la calle…
Julián Marías escribía entonces (después de las primeras elecciones que dieron la victoria a la UCD) “el Gobierno no acaba de gobernar, supeditado a fuerzas superiores a a él, gravitando pesadamente sobre sus proyectos – si los tiene– y su legitimidad es aparentemente legal, pues la legitimidad social de esa legalidad jurídica dista de ser evidente, lo que le impide ejercer en plenitud sus funciones lo que le da un aire de provisionalidad bastante peligroso”.
A que parece escrito anteayer. Pues con este panorama siguen apareciendo nuevos agujeros en el PP y la calle, pese a la que está cayendo, recibe con aplausos y gritos de guapa, guapa, a la tonadillera encarcelada por defraudar a las arcas públicas, o sea, a todos los conciudadanos que estos días se acercan con su declaración hasta las oficinas de Hacienda.
El rescate por la ciudadanía de las instituciones o, dicho para que se entienda, la fuerza de la marea que arrojó a las playas de la actualidad toda la podredumbre de la política cotidiana (eso que, según Rajoy, martillearon los medios para el conocimiento general, fue definitivo. Es imprescindible pues, que las mareas lleguen mansamente.

LA DEVOLUCIÓN

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