Cuestión de cara

Alo mejor no es cierto, pero la frase “hemos dado la cara” que algunos medios de comunicación achacan a Feijóo en el Parlamento de Santiago cuando el Ayuntamiento de la capital de Galicia se va a la p.m., pasando por los juzgados, la dijo en la batalla de Clavijo Santiago, “a bordo” del caballo blanco que figura en todos los lugares de culto al matamoros, mientras con la ayuda “de arriba” derrotaba a los malos, que eran menos que los buenos, según nos cuentan luego las historias.
Pero la historia de Compostela, con el PP “emporcado”, según doña justicia, y con antecedentes en Madrid, según otro juez, es para echar a correr y ofrecer la espalda, no la cara.
No hará falta recordar que en Santiago, y en tiempos actuales, no en aquellos de “cierra España”, el Parlamento está a la espera de unos papeles del Sergas, que primero no aparecían, luego eran secreto de Estado y, finalmente, se ahogaron en una marea o en una inundación.
En Compostela, de donde era el número dos de la Gürtel, y con mando en plaza y una plaza en la que en su día se llamó Junta de Obras del Puerto de A Coruña con el que hoy es alcalde de la ciudad, de gran jefe, y el que hoy es presidente de la Xunta, y ayer era delfín de Fraga, de segundo de a bordo en la Xunta… hay un agujero negro en las cuentas, en esas que organizaban los actos electorales con empanada, carne ó caldeiro y tarta de Santiago, según recuerdan varios analistas políticos y que tampoco merecieron una explicación. Vamos que alguien diera la cara.
Hay que estar de espalda a la realidad, o tener la cara a prueba de sonrojo, para decir que hacer visible la pobreza “genera discriminación”, por lo que tenemos que poner en los sótanos los bancos de alimentos, dar de noche y a oscuras las ayudas a los desfavorecidos y situar los comedores escolares en los túneles del AVE, que ya llegará.
Las caras de miles de españoles, estrujados por la crisis, hundidos en la miseria, se explican al dar la espalda a esas declaraciones y sus declarantes que retratan lo que está pasando a nuestro alrededor.
Solo hay una forma de terminar, como remate a este acontecimiento que tiene perplejos a los compostelanos: que cruz, señores, los de estos caras.

Cuestión de cara

Te puede interesar