Cincuenta y cinco días... en España

Esos son los días que van desde la última consulta hasta este sábado y, no sé por qué, me recordaron aquella mítica película de “55 días en Pekín” y cuando mi santa me recordó que habían ganado los malos, se me pusieron los pelos de punta. Y luego cuando oí a nuestros políticos haciendo cábalas para interpretar gestos, palabras y silencios de sus rivales y a los ciudadanos consultando el calendario por si las próximas coinciden con las Navidades, pues para San Martín no hay tiempo, me vine arriba pues ya los días 30 y 31 de este “ferrogosto”, veremos a don Mariano explicando el déficit –la herencia superior a todo record conseguido en el pasado por los sucesivos gobiernos–; contándonos como ninguno de los encausados en los diversos juicios que llevan hasta el banquillo a gentes del PP, ya no están –solo queda él, pobrecito– y que lo de Valencia –cada día aparece otro atraco– es una minucia para, a continuación explicándonos que cada día hay más turistas y más prosperidad entre nuestros queridos miembros del Ibex-35 y que las listas de los dependientes sin recibir ayuda –entre ellos miles de muertos que ya no “pian”– son cosa de los malos que, en estos 55 días, no fueron capaces de entender sus esfuerzos. Seis kilómetros de marcha cada mañana, diez horas delante del sillón-bol siguiendo a los héroes de Brasil y cinco minutos de reflexión sobre España y los españoles que son muchos y muy españoles que, gracias a estos cincuenta y cinco días de “gracia”, tenemos menos ministros y no se ha roto nada…
Pero mientras nuestro gran jefe veranea por aquí y deja de guardia a su fiel Ana, zamorana (que ya está bien lo de gallega que  nos llegó con el de Ferrol) presidenta del Parlamento, la máquina del Estado nos cuenta que aumentó un 17% la lista de espera para una operación, doblando la cifra de 2009 pues se han recortado los recursos, y aquí los gallegos, que somos muchos y muy gallegos, somos los ciudadanos peor pagados de toda España y donde la administración se gasta la mitad que la media del Estado en sanidad, como pueden recordar los enfermos de hepatitis y los familiares de los niños que se quedaron  sin vacuna…
Cincuenta y cinco días en  España  que arde de indignación y cabreo pues nos pueden  engañar, otra vez, como a chinos.    

Cincuenta y cinco días... en España

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