Urbanizaciones fantasma

Cualquiera que dé un paseo por su entorno más cercano puede observar decenas de urbanizaciones fantasma, como consecuencia de la burbuja inmobiliaria. Promotores particulares que han tenido la iniciativa y la valentía de arriesgar su patrimonio para construir un número importante de viviendas, aprovechándose de la fiesta del crédito, auspiciada por las entidades financieras.
Cuando las cosas no fueron tan bien y la oferta era superior a la demanda, las entidades bancarias se encargaron de cerrar el grifo de la financiación y muchos promotores no pudieron cumplir sus obligaciones. El resultado es el mismo de siempre: embargo de las propiedades. La realidad es la de grandes urbanizaciones casi vacías, que carecen de las licencias de primera ocupación, con agua y luz de obra y sin la cobertura de los servicios básicos. Por otra parte, la desidia de muchas corporaciones locales hace que algunos ayuntamientos dejen de ingresar un dinero importante de esas promociones. Cumpliendo con la legalidad tendrían que iniciar un expediente de caducidad de licencia para ejecutar los avales y si fuese necesario promover una orden de derribo, con la imposición de multas. 
Las entidades financieras están obligadas a cumplir con sus responsabilidades y como propietarias de inmuebles no deberían dejar de abonar los impuestos y tasas o de lo contrario buscar alguna fórmula de colaboración social para poner a disposición de los mismos algunas viviendas vacías, con destino a familias con escasos recursos, a través de alquileres sociales.  

Urbanizaciones fantasma

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