TRABAJO DIGNO

Actualmente tener trabajo no es garantía para llevar una vida digna. Esto es cierto y cada vez más lo podemos comprobar. Un marinero que trabaja en la pesca marítima, donde no disponen de un salario mínimo garantizado, por “tradición y costumbre”, apenas puede hacer frente a las cuotas de la hipoteca, incluso en épocas determinadas cuando no salen a faenar o no pescan, hay semanas que no llevan nada para casa.
Esta familia, como otras muchas, se ve abocada a acudir a la asistencia social para comer, afrontar los gastos de desplazamientos en transporte público para realizar gestiones ineludibles, abonar el gas, la luz, etc. Uno de sus hijos, que es consciente de la situación familiar, acaba de cumplir la mayoría de edad y le ha dicho a su madre que quiere dejar de estudiar para buscar un trabajo y ayudar a la familia. Es un poco triste constatar como hay trabajadores que ganan más cobrando las prestaciones por desempleo que trabajando.
Estas situaciones no favorecen la búsqueda activa de empleo y atenta contra las normas básicas del Estatuto de los Trabajadores y de cualquier normativa laboral, incluyendo los propios convenios colectivos. La precariedad económica de algunas familias, la escasez de empleo y la necesidad de encontrarse activo, teniendo un horario y una obligación diaria hace que ciertas empresas, sin escrúpulos, lleguen a tener contratados a auténticos esclavos en vez de trabajadores.

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