CARIDAD Y SOLIDARIDAD

Les ayudan mucho más a los forasteros e inmigrantes que a las familias humildes de la zona. Sin ir más lejos, ayer mismo, observé como una mujer inmigrante, entregaba un cupón de alimentos, y salía del supermercado con dos carros repletos de comida, mientras que a una vecina, sin apenas recursos, solo le dan una bolsa con alimentos básicos para quince días”.
Este es uno de tantos comentarios que escucho por la calle a ciertas personas que nunca quisieron saber nada más que trabajar para ellos mismos y sus propias familias, y por si fuese poco luego, casi siempre, culpabilizan de ello a alguna persona perteneciente a entidades benéficas como Caritas, Cruz Roja, etc. Personalmente no pongo en duda de que pueda haber algún error, deficiencia o excesiva burocracia  sobre el control en el reparto de alimentos u otro tipo de ayudas de emergencia. Pero no creo que haya ningún tipo de racismo o prioridad por una u otra persona o colectivo; me consta que es arduo y complicado el trabajo desinteresado, altruista y de carácter voluntario que realizan las personas que forman parte de estas entidades benéficas para paliar, en lo posible y a través de la caridad y la solidaridad, el sufrimiento material, y en muchos casos espiritual, de centenares de personas que no llegan a fin de mes o carecen absolutamente de recursos económicos.
Yo les propondría a estas personas, que lanzan este tipo de críticas, nada constructivas, que dedicasen una parte de su tiempo de ocio a colaborar con estas ONG para que constaten  la pura realidad, con  conocimiento de causa, y de paso podrían ayudar a sus vecinos, sin darles la espalda, como sucede en demasiadas ocasiones.

CARIDAD Y SOLIDARIDAD

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