El tiempo perdidoEl tiempo perdido

El Ayuntamiento, como toda administración, tiene la responsabilidad de planificar su presupuesto con rigor, basado en un equilibrio entre ingresos y gastos. Es el Gobierno municipal quien define la política tributaria y quien ejecuta el gasto y la inversión. Cuando no cuenta con los votos necesarios debe negociar ambos, el ingreso y el gasto, como es el caso. 
Llevamos dos años y medio con la ciudad paralizada, sin dinamismo empresarial, con miles de cruceristas paseando como zombis por una ciudad que no es capaz de ofrecerles un proyecto, con las entidades del tercer sector huérfanas de interlocutores, salvo las de la órbita de Marea, sin ningún gran proyecto que ilusione y con los que tendrían que estar en marcha paralizados (Intermodal, Lavedra, transformación fachada marítima, Plan de Movilidad, Centro de salud de Santa Lucía, Ría del Burgo,..), con las calles más sucias que nunca y los jardines olvidados.
Que alguien me explique cómo la ciudad cuando tuvo gobiernos socialistas pudo poner en marcha la mayor red de centros cívicos de España, cómo pudo construir unos servicios sociales que, pese a los destrozos de PP y Marea, siguen siendo un referente, cómo levantamos la red de bibliotecas, cómo se construyó el mayor paseo marítimo urbano de Europa, cómo tenemos una red de museos científicos envidia internacional, cómo disfrutamos de la Orquesta Sinfónica y su pléyade de actividades en la ciudad, cómo tenemos una Escuela Municipal de Música, cómo levantamos punta Langosteira, cómo potenciamos Alvedro, cómo la Torre de Hércules es Patrimonio de la Humanidad, cómo tenemos una Universidad (con el presidente Laxe)…  Podría seguir lo que me queda de espacio en el artículo. Y todo eso con las calles ordenadas, los jardines de fotografía y con la ciudad siendo el motor gallego del empleo y el dinamismo  empresarial. Claro que se cometieron errores, esos que ya se encargan de enfatizar sin tener en cuenta que una ciudad que solo mira al pasado para criticarlo pierde su autoestima y se sumerge en una decepción colectiva.  Quizás es lo que buscan.
Ahora nada de eso es posible. Entre los millones de euros en publicidad, dillos ti y fiestas, eso sí fiestas a barullo, se les escapa la ciudad. Muy ágiles en difamar en redes sociales, especialistas tuiteros  en insultar, pero ojo, con el dinero de todos, cobrando un sueldo municipal. En vez de hacer avanzar la ciudad se encargan de destruir y paralizar para poder decir: ¿Ves? Todo va mal, hago falta… 
Sinceramente pienso que los ciudadanos sabrán leer lo que hay en las próximas elecciones. A Coruña puede volver a ser un referente como ciudad amable, innovadora, sostenible, acogedora, responsable con las personas y sus proyectos de vida. Si confiamos en el tercer sector, si damos la palabra sin etiquetas a los ciudadanos, si recuperamos el papel de interlocutor fiable con otras administraciones, si damos cabida al emprendimiento y desarrollo empresarial, si somos transgresores en los campos que el futuro define para las ciudades sostenibles, nadie le podrá poner freno al futuro ciudad. Los socialistas ya lo hicimos y tenemos un proyecto de ciudad para recuperar el tiempo perdido.

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