La necesidad de acuerdos

Ayer, en una agradable charla con un socialista mayor, me comentaba que no hay nada sobre lo que un socialdemócrata no pueda debatir y deliberar para alcanzar acuerdos, nada. Me referenciaba momentos de la historia democrática reciente en donde los Políticos, cerrando los ojos a heridas del alma no cicatrizadas, supieron elevar el discurso y alcanzar acuerdos por el interés general anteponiéndolos a intereses de parte. Cuando así supimos actuar avanzamos, cuando no, ya sabemos lo que sucedió.

Ahora bien, también comentamos la necesidad sine qua non de embridar todo diálogo político, por duro que sea, en el cauce de la Ley, con toda la flexibilidad que esta provee, pero dentro de su marco de actuación. Sin eso, quien siendo parte en el conflicto recurra a iniciativas legislativas construidas ad hoc para su discurso y propósitos rompiendo el tablero, será incapaz de ocultar las orejas de lobo en las costuras del disfraz de oveja.

Así no se puede iniciar lo que muchos deseamos, el camino de la búsqueda de soluciones. Ahora es prioritario hacer valer el Estado de Derecho, para que una vez recuperada la normalidad democrática podamos empezar de nuevo a dialogar sobre lo posible, por duro que algunos les pueda parecer.

Quizás lo inteligente, cuando no lo imprescindible, sea cambiar los protagonistas que demostraron nula capacidad para llevar esta responsabilidad. Quienes sean han de estar legitimados democráticamente, pero pienso que nadie espera nada de ellos, ni siquiera los suyos y eso, ante tamaña tarea, requiere reflexión.

Bajando a lo local, que es lo que me ocupa y apasiona en política, tenemos en A Coruña, salvando las enormes distancias, un proceso negociador que tiene su enjundia. No son pocas las voces que nos anuncian los riesgos de dejar hacer al Gobierno Local. Qué cómo les vamos a aprobar los presupuestos en el último año electoral nos dicen, hay quien incluso titula que cómo estamos débiles les pasamos todo.

De débiles nada, sabemos dónde estamos y hasta donde debemos llegar. Siempre les digo que hay una cosa cierta, la ciudad está hoy peor que ayer. Nos preocupa la falta de proyecto, la falta de rumbo, quizás lo más importante para toda ciudad.

Proféticas están siendo aquellas palabras del Alcalde que nos comparaba con el “Prestige”. Nos preocupa la pérdida de músculo del tejido empresarial, sobre todo de pymes, que se traduce en más paro pese a la tendencia nacional, nos preocupa que las entidades del tercer sector (sociales, culturales, deportivas, educativas, vecinales,…) dispongan de los convenios en el plazo debido, nos preocupa que se ejecuten las inversiones que la ciudad necesita, que se atiendan las necesidades sociales en plazo, nos duele como va A Coruña muy por encima de cualquier interés táctico partidista.

¿Qué podíamos bloquear las cosas? Claro, anda que no tendríamos disculpas. En política, como en la vida misma, dos no acuerdan si uno no quiere. Una parte del arco plenario prefiere que las cosas vayan mal, no ayudan a nada y  están esperando el acuerdo para erigirse en lo que no son, porque su oportunidad tuvieron y no fueron capaces. Ahora es tiempo de poner la ciudad por delante de todo lo demás.

La necesidad de acuerdos

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