¿Y los constructores? ¿Y los ministros?

En Brasil, donde al igual que en España ha habido corrupción a gran escala, políticos y empresarios corruptos acabaron en la cárcel o inhabilitados. En España, todas las miradas de la corrupción se centran en los intermediarios, no en los corruptores ni en todos los corruptos.
Un caso concreto en Brasil: el escándalo por desvíos millonarios en Petrobras supuso, por ejemplo, el arresto de un exdirector de la petrolera estatal y de más de 20 ejecutivos de nueve importantes empresas nacionales en un gigantesco operativo contra la corrupción y el lavado de dinero. Tanto es así que Marcelo Odebrecht, el millonario y expresidente de la constructora Odebrecht, la empresa de ingeniería y construcción más grande de América Latina, fue condenado a 19 años y cuatromeses prisión por un escándalo de corrupción que involucraba a la propia Petrobras.
Y todos sabemos donde está la expresidenta de Brasil: Dilma Rouseff fue destituida por el órgano legislativo el pasado 31 de agosto, declarada culpable del delito de responsabilidad en el maquillaje de las cuentas fiscales y la firma de decretos económicos sin aprobación del Congreso de Brasil por 61 votos contra 20.
Un caso concreto en España: el periódico digital eldiario.es es de los pocos que se preguntan quién es la X de la trama Gürtel. “En Suiza, a (Francisco) Correa le encontraron cerca de 23 millones. A Luis Bárcenas, casi cincuenta. ¿Y la X de la Gürtel? ¿Cuánto dinero esconderá?”, se plantea el periodista Ignacio Escolar en su diario.
Parece evidente que si, según Francisco Correa, había empresarios que pagaban en dinero negro y políticos que amañaban concesiones desde los ministerios, el problema no se reduce a él y a Luis Bárcenas, encargado de las gestiones. Sin embargo, poco o nada se sabe de quiénes eran esos empresarios y los ministros o altos cargos del Gobierno que formalizaron las adjudicaciones de obras. ¿No le interesa ese frente a la justicia ni a la oposición? ¿Es un tema tabú?
Por muy culpables que puedan ser Francisco Correa y Luis Bárcenas e incluso el Partido Popular –ya dirán los jueces en qué medida lo son–, el relato de sus fechorías no quedará completo mientras no se sepa quiénes son los constructores que pagaban las mordidas y los políticos corruptos que a cambio concedían las obras.

¿Y los constructores? ¿Y los ministros?

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