¿Qué tal Madrid, distrito federal?

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, del PP, ha abierto el debate sobre la renegociación de la financiación autonómica con una boutade, que si llegan a decirla desde Barcelona causaría todavía mayor revuelo. Y, sobre todo, más escándalo. En síntesis vino a decir que los madrileños pagan los servicios de los andaluces, empezando por la sanidad. Exageró un poco, porque no es exactamente como lo dijo, pero hay algo de cierto en sus palabras. Es evidente que los ciudadanos de Cataluña, Madrid y Baleares contribuyen más a la solidaridad, entre otras cosas porque son más ricos. Las cosas como son.
Dentro y fuera del PP hay quienes quieren taparle ahora la boca a Cifuentes pero la verdad es que la presidenta madrileña ha abierto un debate interesante, que si es rigurosa debería completar para cerrar el círculo. Si la presidenta de la Comunidad de Madrid analiza todo -no sólo la solidaridad interterritorial- caerá en la cuenta de sus propios privilegios, entre ellos algunas cosas extrañas en materia de recaudación. Además de beneficiarse de todo el aparato de la Administración central, Madrid tuvo casi siempre a su favor un efecto sede de empresas públicas y privadas, cuyas principales actividades -por lo general industriales- están en otras zonas, limitándose la capital a acoger sus oficinas centrales. Asimismo, se beneficia de servicios y equipamientos que son de todos, no sólo de los madrileños, como por ejemplo el gigantesco aeropuerto de Barajas o el emblemático Museo del Prado. Y, últimamente, Madrid es la supuesta ‘sede’ de grandes fortunas que en realidad no son vecinos de Madrid, sino de otras ciudades, entre ellas A Coruña, que sobre el papel tiene la mayor parte de los grandes milmillonarios de toda España. Como bien sabe Cristina Cifuentes, Madrid atrae a quienes no les gusta pagar por patrimonio, debido a su condición de peculiar paraíso fiscal. 
Si España fuese un verdadero país federal, tal vez tendría más sentido que Madrid fuera un distrito federal, en vez de ser una comunidad autónoma como Andalucía o Galicia. Tendría así un pequeño territorio para la capital y no pertenecería a ninguna comunidad autónoma en particular. Estaría bajo la soberanía del Estado federal sin ser parte de ninguna autonomía ni provincia. Y podría estar bajo la administración del Gobierno del Estado o disponer de atribuciones de gobierno local. Si así fuese, no existiría la presidenta Cifuentes ni el feo debate que ha suscitado en España.  

¿Qué tal Madrid, distrito federal?

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