Retener el talento

El Informe PISA promovido por la OCDE no es una verdad revelada, pero alguna validez debe tener cuando lo asumen muchos países integrados en este organismo para evaluar los conocimientos de los escolares en las materias por las que se les pregunta.
Galicia sale bien parada en esta prueba. Alcanza un tercer puesto en Ciencias, por detrás de Castilla y León y Madrid; el cuarto en lectura y el octavo en matemáticas. Los alumnos gallegos superan con creces la media de España y si Galicia fuera un Estado estaría a la altura del Reino Unido, Holanda o Alemania. Estos resultados tienen más mérito porque la comunidad educativa –la conjunción de consellería, profesores, alumnos y padres– hizo los deberes superando los recortes que la crisis impuso al sistema.
¿Las claves del éxito? En Castilla y León apuntan que su buena clasificación se debe a varios factores: a los estudiantes respetuosos que “vienen educados de casa”, a la formación continuada de los profesores, al programa de mejora de la convivencia y al refuerzo en lengua y matemáticas. Cabe pensar que el conselleiro, mientras disfruta del éxito obtenido, estará pensando en enviar a sus asesores a Castilla y León y Madrid y recabar informes de Canadá, Singapur y Hong Kong para copiar el modelo de estas comunidades y países mejor clasificados.
Ahora bien, la educación solo es una parte en la vida de los jóvenes. Alcanzado un buen nivel en esta parcela, el Gobierno gallego tiene que dar salida al talento abriendo horizontes de trabajo para los estudiantes. Se trata de crear las condiciones para que cuando los adolescentes y universitarios de hoy salgan de las aulas encuentren un trabajo acorde con su formación y retribuido con un salario les permita emprender sus proyectos vitales.
Hasta ahora se cuentan por miles los titulados que finalizan los estudios con excelentes expedientes y acaban en el paro, en empleos precarios o se marchan a empresas de otros países que los reciben como un regalo singular, mientras Galicia pierde el dinero invertido en su formación y pierde el talento y la vitalidad de los jóvenes en edad de producir para consolidar la económica del país y en edad de procrear para superar la grave crisis demográfica que padece.
Es descorazonador ver que, promoción tras promoción, los jóvenes están parados, infrautilizados o en la emigración. Desaprovecharlos o perderlos es frustrar sus expectativas y una pérdida irreparable para Galicia.

Retener el talento

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