Los jóvenes lo ven negro

Con mucha frecuencia, a los mayores se nos llena la boca diciendo que la juventud encierra en sí misma la plenitud de posibilidades biológicas e intelectuales y que en su seno se están forjando los dirigentes políticos, empresariales  y sociales del mañana. Y es verdad que ahí están nuestros recambios, pero cuidamos tan poco y tan mal a los jóvenes que a ver en qué condiciones llegan cuando tengan que tomar el relevo en la dirección de la sociedad.
Traigo esto a colación a propósito del estudio “Crisis y contrato social. Los jóvenes en la sociedad del futuro” elaborado por el centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud sobre mil entrevistas entre jóvenes de 18 a 24 años. Las conclusiones son tan demoledoras que deberían hacer  reflexionar a los actuales dirigentes políticos, económicos, empresariales y sociales.
Para empezar, el 71 por ciento de los jóvenes de esa edad que buscan trabajo considera prácticamente imposible encontrarlo en el plazo de un año, la mayoría de los que trabajan ha probado los contratos temporales y el 70 por cien dice que su empleo guarda poca o ninguna relación con la formación recibida.
Para la mayoría de los jóvenes encontrar un trabajo que sea satisfactorio, conseguir vivienda propia o en alquiler o desarrollar uno de sus proyectos vitales como es formar un hogar, pertenecen para al mundo de la utopía. Sus expectativas no se han cumplido, la situación actual es peor de lo que esperaban, se manifiestan insatisfechos y admiten caídas severas en su estado de ánimo, con la preocupación como una de sus principales manifestaciones.
Esta es la radiografía de los jóvenes de la “generación de la precariedad” que ve como se rompe esa especie de “contrato social”, el compromiso entre ellos y la sociedad en virtud del cual a cambio de su esfuerzo formativo la propia sociedad les garantizaba su integración laboral y social en el futuro. El Roto, siempre satírico y mordaz, resume esta ruptura del compromiso de la sociedad con los jóvenes en una viñeta en la que dibuja a un joven atleta corriendo y pone esta leyenda: “Cuando, tras una extenuante carrera, el joven llegó a la meta descubrió horrorizado que más allá no había nada”. Nada que le ofreciera la propia sociedad que le impulsó a competir duramente.
En fin, que un país que no integra en su mercado laboral a los jóvenes en condiciones de trabajo y salario aceptables no solo cierra el futuro de esas generaciones, sino que pone en riesgo la recuperación de la economía y su propio futuro como sociedad.

Los jóvenes lo ven negro

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