Es la hora de los salarios

Las noticias económicas son excelentes: crece la economía, la cifra total de parados está en el nivel más bajo los últimos ocho años, la afiliación a la Seguridad Social marcó su mejor registro en términos interanuales y, a mayores, los expertos pronostican un crecimiento del 3,3 por ciento para este año, un millón de empleos en los dos próximos y la reducción del paro al 15,4 por ciento.
Estos datos estadísticos y de prospectiva avalan que España está en la senda de la recuperación, que no es lo mismo que estar en la salida de la crisis porque si cifras y porcentajes se analizan “polo miudo” la realidad es distinta.
Es cierto que se crean puestos de trabajo, pero los menos son a jornada completa y los más son temporales, por meses, días, incluso horas y esta precariedad laboral se contagia a los salarios devaluados por la crisis que alumbró una legión de “trabajadores pobres”, sobre todo los jóvenes, que no ganan para llegar a fin de mes y menos para iniciar un proyecto de vida familiar.
Como será de mala la calidad de los empleos y salarios que hasta la ministra de la reforma laboral instó a la patronal y los sindicatos a que lleguen a un pacto para una subida salarial significativa. Fátima Báñez sabe que la calidad del empleo es un factor clave –no el único– para que la recuperación sea visible y, con los datos de crecimiento de la economía, hay que mirar más por la tipología del empleo que se cree y menos por el número de contratos que se firman.
Demorar ahora la revisión salarial no tiene justificación. Según la Central de Balances del Banco de España, los beneficios de las empresas se incrementaron en torno a un 11 por ciento en el primer trimestre, cien veces más que la subida que experimentó la nómina media por trabajador. Una razón poderosa para compartir los costes laborales y dejar de ajustarlos solo por la vía de la devaluación de los salarios.
Por eso la ministra, además de apremiar a los agentes sociales, debe impulsar desde el Gobierno el acuerdo para subir los salarios en proporción a la buena evolución de la economía. No por un capricho u ocurrencia veraniega, sino porque de la estabilidad de empleos y de salarios dependen las cotizaciones sociales, más ingresos para sostener el Estado de bienestar, que se incremente el consumo y que haya más demanda de los bienes que producen las empresas. Es el círculo virtuoso que apuntala la recuperación, premisa de partida para salir de la crisis.

Es la hora de los salarios

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