Quizás el título de mi comentario o no le diga nada. Los pitos se refieren a ese molesto instrumento que adoran todos los niños y que odiamos los que somos padres y abuelos porque cuando los cogen no dejan de hacerlos sonar .Y las adas, es un plural, referido a una política –creo que se puede decir así sin ofender a la Real Academia–que hace poco más de un año se dedicaba a hacer cosas que quizás no pueda cuando tome entre sus manos el bastón de mando de una de las alcaldías más importantes del país, la de Barcelona. Si, lo adivinó amigo lector, me refiero a Ada Colau. Vamos, pues, a ver por donde navego en la letra impresa “Entre Pitos y Adas…”.
No deja de sorprenderme que determinados políticos a la hora de conseguir apoyos, se aprovechen de cualquier coyuntura para ser los perejiles en todas las salsas. Que se les caliente la boca cada vez que la abren y hagan declaraciones que seguramente se las tengan que tragar. Y tampoco me deja de sorprender la cortedad de miras de muchos aficionados al fútbol que toda su posible reivindicación pasa por silbar al Himno Nacional pensando que con esa deleznable actitud se van a conseguir otros objetivos que gran parte de sus respectivos pueblos no desean. El refrán nos recuerda que no hay dos sin tres. Y la tercera, después de las de los años 2009 y 2012, fue aprovechada por seguidores azulgranas y rojiblancos para hacerlo patente en su debut como rey deportivo futbolístico de Felipe VI en uno de los campos más emblemáticos del deporte del balompié patrio, como es el Camp Nou. No creo que todos los que inflaron sus pulmones para hacer sonar los más de 15.000 pitos, que repartieron por lo aledaños del estadio las plataformas secesionistas, sean nacionalistas. Más bien arribistas a una actitud para nosotros execrable. Por mucho que les pese y por mucho que insuflen aire en los pitos, son españoles como se lo recuerda su ADN identificativo, el DNI, que les califica como tales.
Ada Colau que ganó en coalición las elecciones al Ayuntamiento de Barcelona, también metió el dedo en la llaga demandando a los que se sienten molestos que “harían bien en preocuparse por las causas por las que se producen esas protestas”. Y remata la faena dialéctica diciendo que está a favor de la libertad de expresión. Creo que tiene que revisar el cristal por el que mira. El color no es para favorecer la mirada del que lo utiliza, sino para hacer justicia. Cosa que usted con sus declaraciones extemporáneas no está haciendo ¿Le tengo que recordar otra de sus perlas de incontinencia verbal cuando habló del cumplimiento de las leyes a gusto del consumidor?
Cierro mi artículo mostrando mi pena por las declaraciones hechas sobre este mismo tema por parte de un deportista que siempre me ha merecido el mayor de los respectos, Xavi Hernández -premio Príncipe de Asturias en unión de Iker Casillas-cuando dijo textualmente: “Se debería valorar el porqué de los pitos en lugar de sancionarlos”. Eso es lo mismo que decir que un árbitro de fútbol para sancionar una falta tiene que hacer un juicio, de valor y profundo, para saber porque un jugador le partió la pierna a otro en un lance de extrema dureza futbolística. En fin, una vez más, aquello de país, paisaje y paisanaje.