NUEVAS REGLAS A MITAD DEL PARTIDO

Estos días en los que la gran mayoría de los españoles están pegados a la pantalla del televisor para seguir a unos señores en calzón corto detrás de un balón con unas normas de juego establecidas y acatadas por todos, hay quien en medio del partido quiere cambiar las normas de juego para, cuando se produzcan los acosos en la portería que defiende, poder despejar mejor el esférico sin tener que concurrir a la estrategia de los mejores jugadores: achicando el área propia. Los que quieren cambiar las normas no son los contendientes balompédicos, sino los que se sientan en unos cómodos sillones en Congreso y Senado. O sea, los políticos, fundamentalmente del PP, que buscan les sean más favorables –entiéndase lista más votada–, a la hora de cerrar ayuntamientos.
La propuesta del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hecha por tierras panameñas, para que se reforme la Ley Electoral en España, con la finalidad de que los ciudadanos puedan elegir directamente a los alcaldes y que gobierne la lista más votada, cuando menos es más que inquietante, tanto por el momento en el que se presenta, cuando el partido consume su último cuarto, como por el contexto político con el que se la quiere llevar adelante: reformando el sistema electoral municipal. Un cambio que, todo hay que decirlo, se contempla en el programa electoral de los populares, tan denostado en los últimos tiempos y de tan poco cumplimiento en base a los vaivenes políticos de cada momento, según necesidades del Ejecutivo. Las perspectivas son que tras el período vacacional el proyecto de la reforma entrará en las Cortes en el mes de septiembre.
Es lícito, como señaló el jefe del Ejecutivo, que los populares se quieran sumar a la regeneración de la política, pero lo hacen con todas las cartas a su favor: la elección del alcalde por medio de la lista más votada. Con la iniciativa parlamentaria se quieren asegurar muchas alcaldías que ahora, cuando faltan diez meses para los comicios locales, tienen muy en el aire, sobre todo después del batacazo de las europeas y la irrupción de nuevas formaciones que a priori les van a restar votos. Creo que no es malo que se produzca una reforma en lo relativo a la democracia representativa que se basa en que el gobierno de las instituciones responda de la manera más fiel a la voluntad del electorado. Yo lo abocaría más a una segunda vuelta, que considero más justa, que a la elección directa del regidor municipal por los votos alcanzados con la lista más votada.
El debate está planteado. Las dos fuerzas mayoritarias –PP y PSOE–, tendrán mucho que decir en los próximos tiempos parlamentarios. Sigo creyendo en que cuando el partido consume sus últimos minutos no es bueno cambiar las normas de juego. ¿Por qué no lo hicieron cuando la suma bipartidista les otorgaba más del 60 por ciento de los votos?

NUEVAS REGLAS A MITAD DEL PARTIDO

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