Entre la música y la política

Estas fechas navideñas me transportaron por el retrovisor de los años a dos décadas para mí importantes: los 60 y los 70. En la primera de ellas el protagonismo estuvo de mano de la música en mis épocas de estudiante y la segunda, en sus tramos finales, en los de la política ejerciendo mi profesión de periodista. 
Vamos a ello. Y lo quiero hacer con notas musicales. Mis hijos me regalaron en mi 68 cumpleaños –una fecha muy significativa, 24 de diciembre– casi 700 páginas de lectura sobre los Beatles. Un libro en el que se habla a corazón abierto sobre la historia de las 211 canciones, conocidas y desconocidas, de los chicos de Liverpool que viajaron desde una Caverna musical a los corazones de mi generación. 
Y lo hicieron con tres guitarras y una batería con las que recorrieron todo el mundo. Sus canciones, cuyas letras muchas veces no entendíamos, con lenguaje indescifrable y poético, hacían mover nuestras mentes hacia nuevas metas, en las que libertad y democracia sonaban con fuerza y contundencia, aunque de manera totalmente restringida en los medios de la época: prensa, radio y la incipiente televisión.
Fueron prácticamente diez años de éxitos ininterrumpidos, que se truncaron por diferencias y protagonismos de los cuatro jóvenes músicos, que en un principio fueron cinco y convocados por los amigos escolares Jonh Lennon y Paul McCartney, que decidieron romper cadenas con una generación que les habían seguido a pie juntillas. La lectura de esta historia musical acompañada de unas grabaciones no conocidas ni editadas hechas en ensayos de los Beatles que me consiguió mi cuñado, navegador permanente por la red, me han rejuvenecido cerca de medio siglo.
La parte política me transportó a los finales de los años 70, cuando en el país, de la mano de Adolfo Suárez, se alcanzaron una serie de pactos gracias a los que la democracia pudo seguir caminando por los caminos de la normalidad. Algo que espero que ocurra ahora, porque la España de la unidad y de las distintas sensibilidades territoriales no se puede fracturar a  golpe de grupos políticos, coaliciones o agrupaciones callejeras secesionistas. Los partidos constitucionalistas, como hicieron en los Pactos de la Moncloa, tienen que defender los derechos de todos los españoles frente a los catalanistas rupturistas. Ese es el gran reto de la XI Legislatura que ayer se inició en las dos Cámaras depositarias de la soberanía y representatividad de todos los españoles, incluidos los catalanes.

Entre la música y la política

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