Dos llaves y un cerrojo

Llegamos al momento de la verdad. A ese momento en el que los ciudadanos con su voto van a decidir quién debe gobernar en Galicia durante los próximos cuatro años. La campaña electoral, con bastante encefalograma plano y unas acotaciones muy significativas, llega a sus últimas, largas y decisivas 24 horas.
En Galicia y el País Vasco se pueden presentar dos llaves para abrir el cerrojo actual que existe en la política nacional para proceder a la composición de un nuevo Gobierno. Si los populares gallegos consiguen el resultado que vaticinan los sondeos demoscópicos, y si los socialistas sufren el sorpasso de la mano de las mareas y pierden del orden de la mitad de sus diputados, una de estas llaves se podría utilizar. Si a esto se añade el mal resultado que también se vaticina para el socialismo en las tierras vascas, las huestes de Pedro Sánchez, las del no por el no, tendrán que plantearse lo que van a hacer a nivel nacional. Cualquiera de las dos llaves puede abrir ese hermético cerrojo al que se le han dado tantas vueltas de cierre desde hace largos ocho meses para que España siga con un Gobierno en funciones.
Les comentaba que en la plana campaña electoral han quedado en claro cuestiones de importancia que nos demuestran que son unos comicios, desde la óptica de la presencia ante los electores, bastante atípicos. Los populares basan su resultado en una campaña personalista de Feijóo en la que apenas el anagrama del partido sale por parte alguna, a lo que hay que añadir los escasos encuentros con Rajoy. Los socialistas con un candidato, Leiceaga, muy cuestionado y saltando al ruedo político bastante divididos. El grupo de partidos que comanda o encabeza el exjuez Villares mantienen sus discrepancias desde el minuto cero de la campaña. Los de En Marea aparentan unidad, pero en las manifestaciones personales no queda claro quién es quién y quién manda en todo el conglomerado de siglas, si tenemos en cuenta que los podemitas fueron separados de forma abrupta. Los del Bloque, siglas emblemáticas en otro tiempo, se van diluyendo como si se tratase de azucarillos en el café. Finalmente Ciudadanos volvió a tropezar en la misma piedra y escogió en este caso a una candidata que ni es conocida ni sabe mucho de lo que pasa en Galicia.
Al final los ciudadanos se tienen que decidir por un gobierno popular de continuidad o por un tripartito o multipartito –es difícil definirlo por las confluencias que se dan en las Mareas– en el que se den la mano socialistas, nacionalistas, independentistas y bloqueiros. Una auténtica amalgama de siglas de la que tenemos dos experiencias bastante fallidas en Galicia: tripartito presidido por González Laxe, fruto de una moción de censura (socialistas, coagas y penegas ) y bipartito, que presidió Pérez Touriño, con socialistas y bloqueiros.
La grandeza de la democracia es la libertad de voto. El domingo que cada uno emita el que considere oportuno. Yo hace mucho tiempo que lo tengo decidido. No en balde he dicho, por activa y pasiva, que me sobran muchos días de campaña electoral.

Dos llaves y un cerrojo

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