Urbanismo coruñés

¿Babilonia?¿Roma?¿París?¿La ciudad soñada?¿El urbanismo total? ¿Los jardines de piedra japoneses o el hechizo de Granada? Demasiadas interrogantes para resolver en un pispás dado que el urbanismo plantea retos que afectan a nuestra calidad de vida. También como diseño arquitectónico para implantar en un sitio con soluciones técnicas aportadas por ingenieros y otros curanderos profesionales. Aún ignoro si el Parrote es un mazacote, como dice con singular agudeza Doda Vázquez, o solución de plataforma integral para despegue de La Coruña en apuesta donde ubicar la feria medieval, instalaciones feriales, graderío para contemplar batallas navales o eventos similares a lo largo y ancho del año.
Una explanada a brochazos de piedra y hormigón, farolas macilentas y bancos serpientes donde la funcionalidad semeja dictar ley. Pero el urbanismo actual depara estos resultados. Los artistas intentan adelantarse al tiempo que viven y unas veces aciertan y otras no. Pese a ello conviene no adelantar acontecimientos, pues la revolucionaria zona está sin terminar. Las ciudades avanzan a base de aplicar sentido común, estudiar en profundidad problemas y corregir fracasos manteniendo la idiosincrasia propia. Así, desde nuestro aire turbulento y mar que nos abraza más allá de la muerte, debemos insistir. Desde la crisis que obliga a puntualizar capítulos en los presupuestos de obras públicas, ahorrar el último euro, humanizar el entorno ambiental, hacer más calles peatonales y diseñar parques infantiles en orden a planificar nuestra política demográficos.
Proponer una ciudad sostenible que respetando raíces tradicionales no tenga miedo a enfrentarse al futuro con imaginación de criaturas libres y racionales para convertir los deseos en brillantísimas posibilidades.

 

Urbanismo coruñés

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