Un tren llamado Langosteira

Un ferrocarril como mano de mendigo implorando caridad por el Puerto Exterior. Urgente inversión de tendido férreo a la altura de Ujes –línea La Coruña a Santiago– por importe de 110 millones, que estará operativa en 2017. ¡Largo me lo fiáis ante un tren llamado deseo! Acaso singular serpiente de hierro, deslizándose por la praderas de los indios sioux y apaches o artilugio donde los hermanos Marx en el Oeste pedían “más madera” para la locomotora que devoraba todos los vagones. Aquí solo queremos una pequeña ayudita para sacar adelante punta Langosteira, lanzadera de rentables exportaciones. Vivir no es necesario, transportar sí. Nada de románticas lamentaciones por el amor perdido a lo Campoamor en su tren expreso, “mi carta que es feliz, pues va a buscaros...”, pero sí un cambio deplorando nuestras postergaciones, llámense electrificaciones antes y ahora AVE.
En esto deberíamos imitar a los maestros catalanes. Siempre llorando. Anegados en lágrimas por los robos manifiestos perpetrados por los compatriotas españoles, aunque sus muy honorables políticos se empeñen en afanar más, cumpliendo el refrán “quien roba a un ladrón, ha cien años de perdón”. Victimismo refrendado desde siempre. Jeremíacas lamentaciones, pese a que, por ejemplo, la primera línea férrea española (Barcelona-Mataró) se inauguró en 1848. Estos son los mismos aprovechados que pedían retirar las inversiones a Galicia y transferirlas a su territorio, ya que nuestro litoral estaba enriquecido por la abundancia de sabrosos percebes.
Pese a todos los pesares, subyace en estos tiempos de ilusión y desafío una política económica de recortes del Ejecutivo paralela al famoso “nuevo día” roosveltiano de fomentar empleo y potenciar nuevas infraestructuras de suelo comercial e industrial herculino. Hay que acortar plazos y empezar a funcionar ya.

Un tren llamado Langosteira

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