TEATRO SOBRE O TEMPO E A IDADE

Con llenos en el Rosalía, ciclo principal, dos representaciones, la compañía Sarabela Teatro estrenó “A idade da pavía” de Arístides Vargas, versión gallega de Nate Borrajo. La dirección corresponde a una apasionada y volcánica Ánxeles Cuña Bóveda, felizmente apoyada por proyecciones, espacio sonoro y musical, vestuario, luz y vídeo. Ritmo enfático que crea un obsesivo paisaje teatral. Sin estridencias. Escenografía testimonial: dos sillas, una mesa, arcón, varias maletas, un coche de niño y telas tapando muebles domésticos.
La obra resulta confusa, excesivamente onírica y declamatoria al utilizar género epistolar que no llega con nitidez al público. Así, por ejemplo, el simbolismo de aludir a la pavía –¿uva?– para hacer buen vino y no vinagre. Demasiado concierto de ratas –¿Camus y la peste?–, sueños, ilusiones rotas, pasado y presente confundidos en el eterno regreso a casa de dos hermanas que recuerdan. Realismo mágico. Amores truncados. Cartas familiares. Mujeres pájaros sin alas, árboles que dan frutos podridos, animales inmundos que hablan. Humor, poesía, sensibilidad psicológica confundiendo deseos con hechos. Ulises gallegas caminando por un mar aldeano en busca de una felicidad inaprensible. Seres de un mundo que fue, es y será siempre el mismo pues la criatura humana que lo habita no varía.
Nueve mujeres ocupando el escenario con lenguajes diferentes, agresivos, tiernos, delicados. Niñas, púberes, jóvenes y ancianas interpretadas por tres buenas actrices: Fina Calleja, Nate Borrajo y Sabela Gago a las que da réplica un polifacético Fernando Dacosta como Celina, Adriática, Vitoria y Xacinta.