REGALOS Y LENGUAJE

Los amigos cuando nos obsequian con libros abren sus intimidades. También entregan los corazones suyos. Cada volumen viene a ser como una escalera, apoyada en el suelo de una relación sólida, que trepa hasta nubes de algodón donde hablan de almas. Porque la lectura nos hace quijotes cervantinos para velar armas de caballero y ejercer conducta de convivencia solidaria y moral… Estos días, encima de la mesilla del dormitorio, tengo tres nuevos camaradas con quienes alterno y hablo. El primero me lo entregó una científica, sagaz doctora en Biología, recordado veintidós niños huérfanos que el 30 de noviembre de 1803 zarparon de La Coruña llevando la vacuna de la viruela en vivo a los territorios de Ultramar. Bajo la protección maternal de Isabel Zendal y los cuidados médicos de los abnegados Francisco Xabier Balmis y su ayudante Josep Salvany. Así testimonia Javier Moro en su obra “A flor de piel”. 
Estímulos. Goces. Inquietudes. Sabor salado invade las páginas de otro apasionado libro que ha hecho de las palabras eslabones que buscan la sabiduría de un licenciado en Filosofía pura. Tomos escritos por los italianos Giovanni Reale y Dario Antiseri bajo el título “Historia del pensamiento filosófico y científico”. ¿Introspección? ¿Psicoanálisis? Los poros del alma esconden bajo la piel deseos y esperanzas.
Con “Cuentos reunidos”, de Cynthia Ozick, una erudita farmacéutica elabora sus “potingues” y “pastillas” milagrosas tras la juventud perdida y la huella de la sinagoga judía coruñesa, la fiesta de Ribadavia o las llaves de las casas toledanas guardadas por los sefardíes. Huyendo de tópicos, frivolidades y sentencias populistas sin trabazón. Lectura con danza coherente de siete velos y desnudez turbadora. Por ello si vivir consiste en analizar lo que nos rodea, mis amigos con sus regalos de libros me han entregado magníficos microscopios.

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