“A PRIMERA VEZ”

Muchos buscan la gloria teatral en enormes coliseos. Otros, sin embargo, lo hacen desde la humildad, recogidos en pequeño local hostelero que sirve de trampolín a su producción dramática. Así lo acredita La Tuerka 27, domiciliada en Doctor Fleming. Allí abre su baúl de sueños a cuantos quieren caminar pisando las estrellas.
Buen ambiente, alegría, cordialidad. En la dulce espera encuentro el afecto efusivo y descomunal del inquieto amigo y hombre de candilejas Lino Braxe, acompañado por el alma sosegada de Xamina. ¿Teatro breve? ¿Micro teatro? Las modas existen para aceptarlas o rechazarlas. Nos condujeron a la “sala blanca” –aforo completo– donde navegamos el espacio escénico.
Carmen Blanco estrenó su emotiva obra “A primera vez”. También dirigió el montaje y actuó de coprotagonista con un brillantísimo Miguel Pernas. Un rompecabezas de luces y sombras. Buena música. Artistas que trasmiten emociones y arrancan lágrimas. Diálogo digno. Romántico. Digno al deslizarse sentimentalmente. Pequeño apartamento donde la muchacha lleva a David, ligue de cafetería. Se abrazan y besan. “Yo jamás procedo así”, pretexta ella. Él confiesa lealtad a su mujer con la que lleva casado veinte años.  Reafirma que no puede mantener esta relación y ella le suplica que no se vaya… Baile. Zureo irónico de palomas. Una discreta historia de amor. O el frívolo encuentro de almas solitarias. Después la chica le pide que describa a su esposa. Cuenta cómo se conocieron. El baño donde ella corrió a salvarlo sin saber nadar y el regalo de una concha marina que desde entonces lleva anudada al cuello. Traca final de la actriz que le dice: “Tú estás enfermo. Olvidas todo. No sabes quién eres… Pero yo sí sé quien soy, Ana, tu mujer –le muestra el cuello con la concha marina– que siempre vengo a rescatarte”.

“A PRIMERA VEZ”

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